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Una Vez AГ±orado
Blake Pierce
Un Misterio de Riley Paige #6
ВЎUna obra maestra del gГ©nero de thriller y misterio! El autor hizo un buen trabajo desarrollando a los personajes psicolГіgicamente. Los describe tan bien que crees que estГЎs en sus mentes, sientes sus temores y te alegras por sus Г©xitos. La trama es muy inteligente y el libro te mantendrГЎ entretenido de principio a fin. Este libro te mantendrГЎ pasando pГЎginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Opiniones de libros y pelГculas, Roberto Mattos (Una vez desaparecido) UNA VEZ AГ‘ORADO es el libro #6 de la serie exitosa de misterio de Riley Paige, que comienza con UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) . Hombres y mujeres estГЎn apareciendo muertos en las afueras de Seattle, envenenados por una sustancia misteriosa. Cuando se descubre un patrГіn, y queda claro que un retorcido asesino en serie estГЎ a la caza, el FBI llama a su mejor agente: Riley Paige. Riley es exhortada a regresar a su deber, pero estГЎ reacia a volver, aГєn conmovida por los ataques a su familia. Sin embargo, cada vez hay mГЎs asesinatos, y cada vez son mГЎs inexplicables, asГ que Riley sabe que no tiene otra opciГіn. El caso lleva a Riley al inquietante mundo de asilos, hospitales, cuidadores sin rumbo y pacientes psicГіticos. Cuando Riley se adentra mГЎs en la mente del asesino, se da cuenta que estГЎ cazando al asesino mГЎs terrible de todos: uno cuya locura no tiene lГmites, y que sin embargo puede parecer una persona comГєn y corriente. Un thriller psicolГіgico oscuro con suspenso emocionante, UNA VEZ AГ‘ORADO es el libro #6 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejarГЎ pasando pГЎginas hasta bien entrada la noche. El Libro #7 de la serie de Riley Paige estarГЎ disponible pronto.
U N A V E Z C O N S U M I D O
(UN MISTERIO DE RILEY PAIGE—LIBRO 6)
B L A K E P I E R C E
Blake Pierce
Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio de RILEY PAIGE que cuenta con seis libros hasta los momentos. Blake Pierce tambiГ©n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con tres libros), de AVERY BLACK (que cuenta con tres libros) y de la nueva serie de misterios de KERI LOCKE.
Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com) para saber mГЎs y mantenerte en contacto.
Derechos de autor В© 2016 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto segГєn lo permitido bajo la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn podrГЎ ser reproducida, distribuida, transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin el permiso previo del autor. Este libro electrГіnico estГЎ disponible solo para tu disfrute personal. Este libro electrГіnico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustarГa compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estГЎs leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regrГ©salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaciГіn del autor o se emplean como ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta son de GongTo, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.
LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE
SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE
UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)
UNA VEZ TOMADO (Libro #2)
UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)
UNA VEZ ATRAГЌDO (Libro #4)
UNA VEZ CAZADO (Libro #5)
UNA VEZ CONSUMIDO (Libro #6)
UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)
UNA VEZ CONGELADO (Libro #8)
SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE
ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1)
ANTES DE QUE VEA (Libro #2)
SERIE DE MISTERIO AVERY BLACK
CAUSA PARA MATAR (Libro #1)
CAUSA PARA CORRER (Libro #2)
SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE
UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)
CONTENIDO
PRГ“LOGO (#u6a602a28-c3fc-588a-bc08-6fd0a84b2123)
CAPГЌTULO UNO (#ub471e999-a980-5f4c-a8d9-89da63b9a030)
CAPГЌTULO DOS (#u0d070e42-4ff2-5418-89e3-e0cca31b69f8)
CAPГЌTULO TRES (#u3b101b87-4fa1-5c85-a795-c16b57ee29fb)
CAPГЌTULO CUATRO (#u43a8d6d9-606e-5306-a876-c25c37c5d0ce)
CAPГЌTULO CINCO (#u3f50cf81-89b3-5d00-accd-b368e1f0f553)
CAPГЌTULO SEIS (#u992c7546-2cb0-5239-b088-0d89d20a0053)
CAPГЌTULO SIETE (#ud83923e5-6eab-5a88-a9de-eb70ae5a6106)
CAPГЌTULO OCHO (#ua3049b31-bd51-5b2b-a766-1a9a09d7cf26)
CAPГЌTULO NUEVE (#u8b4d04e6-6dab-587f-a7cf-093ba5f387e9)
CAPГЌTULO DIEZ (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO ONCE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO DOCE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TRECE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO CATORCE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO QUINCE (#litres_trial_promo)
CAPÍTULO DIECISÉIS (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO DIECISIETE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTIDГ“S (#litres_trial_promo)
CAPÍTULO VEINTITRÉS (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo)
CAPÍTULO VEINTISÉIS (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTISIETE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y SIETE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y OCHO (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO TREINTA Y NUEVE (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO CUARENTA (#litres_trial_promo)
CAPГЌTULO CUARENTA Y UNO (#litres_trial_promo)
EPГЌLOGO (#litres_trial_promo)
PRГ“LOGO
La fisioterapeuta le sonriГі amablemente a su paciente, Cody Woods, luego de apagar la mГЎquina.
“Creo que es suficiente por hoy”, le dijo cuando su pierna dejó de moverse.
La mГЎquina habГa estado moviendo su pierna lenta y pasivamente durante un par de horas, ayudГЎndolo a recuperarse de su cirugГa de reemplazo de rodilla.
“Casi me habГa olvidado de que estaba en la mГЎquina, Hallie”, dijo Cody, soltando una risita.
Ella sintiГі una punzada agridulce. Le gustaba ese nombre, Hallie. Era el nombre que habГa utilizado para trabajar aquГ en el Centro de RehabilitaciГіn Signet como fisioterapeuta freelance.
Era una pena que Hallie Stillians fuera a desaparecer maГ±ana, como si jamГЎs hubiera existido.
Sin embargo, asГ tenГan que ser las cosas.
Y ademГЎs, tenГa otros nombres que tambiГ©n le gustaban.
Hallie tomГі la mГЎquina de movimiento pasivo continuo de la cama y la colocГі en el piso. EnderezГі la pierna de Cody cuidadosamente y lo arropГі con las sГЎbanas.
Finalmente acariciГі el cabello de Cody, un gesto Гntimo que ella sabГa que la mayorГa de los terapeutas evitarГa. Pero a menudo hacГa pequeГ±as cosas como esa, y a ninguno de sus pacientes les habГa importado. Ella sabГa que proyectaba una cierta calidez y empatГa y, sobre todo, sinceridad. Tocar inocentemente era perfectamente apropiado viniendo de ella. Nadie lo habГa malentendido.
“¿Tienes dolor?”, preguntó.
Cody habГa estado teniendo un poco de hinchazГіn e inflamaciГіn inusual despuГ©s de su operaciГіn. Esa era la razГіn por la cual habГa permanecido aquГ unos tres dГas mГЎs y no se habГa ido a casa aГєn. TambiГ©n era la razГіn por la cual Hallie habГa sido llamada para trabajar su magia curativa especial. El personal del centro estaba familiarizado con el trabajo de Hallie. Le agradaba tanto al personal como a los pacientes, asГ que la llamaban a menudo en situaciones como esta.
“¿El dolor?”, dijo Cody. “Casi me habГa olvidado del dolor. Tu voz lo hizo desaparecer”.
Hallie se sintiГі halagada, mГЎs no sorprendida. HabГa estado leyГ©ndole un libro mientras estaba en la mГЎquina, un thriller de espionaje. SabГa que su voz tenГa un efecto calmante, casi como un anestГ©sico. No importaba si le leГa Dickens, alguna novela o el periГіdico. Los pacientes no necesitaban de muchos analgГ©sicos cuando estaban bajo su cuidado, el sonido de su voz era suficiente casi todas las veces.
“¿Asà que es cierto que puedo volver a casa mañana?”, preguntó Cody.
Hallie vacilГі solo un segundo. No estaba completamente segura cГіmo su paciente se sentirГa maГ±ana.
“Eso es lo que me dijeron”, dijo. “¿Cómo se siente saberlo?”.
El rostro de Cody estaba entristecido.
“No lo sé”, dijo. “En solo tres semanas operarán mi otra rodilla. Pero no estarás aquà para ayudarme durante el proceso”.
Hallie tomГі su mano. Lamentaba que Г©l se sintiera asГ. Hace un tiempo le habГa contado una larga historia sobre su supuesta vida, una historia algo aburrida, pero a Г©l le habГa fascinado.
Finalmente le habГa contado que su marido, Rupert, estaba a punto de retirarse de su carrera como contador pГєblico. Su hijo menor, James, estaba en Hollywood tratando de convertirse en guionista. Su hijo mayor, Wendell, estaba aquГ en Seattle enseГ±ando lingГјГstica en la Universidad de Washington. Ahora que los chicos ya no vivГan en casa, ella y Rupert se mudarГan a un encantador pueblo colonial en MГ©xico, donde planeaban pasar el resto de sus vidas. SaldrГan para allГЎ maГ±ana.
A ella le parecГa una historia encantadora.
Sin embargo, nada de eso era cierto.
Ella vivГa en su casa sola.
Completamente sola.
“Mira, tu té se enfrió”, dijo. “Voy a calentártelo”.
Cody sonriГі y dijo: “SГ, por favor. Eso serГa genial. Y sГrvete un poco para ti tambiГ©n. La tetera estГЎ ahГ en el mostrador”.
Hallie sonriГі y dijo: “Por supuesto”, como siempre hacГa cada vez que repetГan esta rutina. Se levantГі de su silla, tomГі la taza de tГ© tibio de Cody y la llevГі al mostrador.
Pero esta vez rebuscГі dentro de su cartera que estaba al lado del microondas. SacГі un pequeГ±o envase plГЎstico para medicinas y vaciГі el contenido en el tГ© de Cody. Lo hizo rГЎpida y sigilosamente, estaba segura de que no la habГa visto. AГєn asГ, su corazГіn estaba latiendo un poco mГЎs rГЎpido.
Luego se sirviГі su propio tГ© y colocГі ambas tazas en el microondas.
“No puedo equivocarme”, se recordГі a sГ misma. “La taza amarilla para Cody, la azul para mГ”.
Mientras el microondas andaba, se sentГі al lado de Cody de nuevo y lo mirГі sin decir nada.
Le parecГa que tenГa un rostro amable. Pero Г©l le habГa contado sobre su propia vida, y ella sabГa que Г©l estaba triste. Llevaba mucho tiempo triste. HabГa sido un atleta galardonado durante la escuela secundaria, pero se habГa herido sus rodillas jugando fГєtbol americano, acabando con sus sueГ±os de convertirse en un profesional. Esas mismas lesiones condujeron a su necesidad de operarse para reemplazar sus rodillas.
Su vida desde entonces habГa sido marcada por la tragedia. Su primera esposa muriГі en un accidente automovilГstico, y su segunda esposa lo dejГі por otro hombre. Г‰l tenГa dos hijos, pero no le hablaban. TambiГ©n sufriГі un ataque al corazГіn hace unos aГ±os.
Ella admiraba el hecho de que no se veГa ni un poco amargado. De hecho, parecГa estar lleno de esperanza y optimismo sobre el futuro.
Pensaba que era dulce, pero ingenuo.
SabГa que su vida no iba a mejorar.
Era demasiado tarde para eso.
La campana del microondas la sacГі de su ensueГ±o. Cody estaba mirГЎndola con ojos bondadosos y expectantes.
Le dio unas palmaditas a su mano, se levantГі y caminГі al microondas. SacГі las tazas, que ahora estaban calientes al tacto.
Se recordГі a sГ misma una vez mГЎs.
“La amarilla para Cody, la azul para mГ”.
Era importante no confundirlas.
Ambos tomaron su tГ© sin decir mucho. Hallie consideraba que estos momentos eran de compaГ±erismo. Le entristecГa un poco el hecho de que estos momentos habГan llegado a su fin. DespuГ©s de unos dГas, este paciente ya no la necesitarГa.
Cody estaba quedГЎndose dormido. HabГa mezclado el polvo con somnГferos para asegurarse de que lo hiciera.
Hallie se levantГі y tomГі sus pertenencias para irse.
Y luego empezГі a cantar una canciГіn que habГa conocido desde que tenГa memoria:
“Lejos de casa,
Tan lejos de casa,
Este pequeГ±o bebГ© estГЎ lejos de casa.
Te consumes cada vez mГЎs
DГa tras dГa
Demasiado triste para reГr, demasiado triste para jugar.
No hay porquГ© llorar,
Duerme profundamente.
EntrГ©gate a los brazos de Morfeo.
No mГЎs suspiros,
Solo cierra tus ojos
Y te irás a casa en tus sueños”.
Cody tenГa los ojos cerrados, y ella acariciГі su pelo amorosamente.
Luego, con un suave beso en la frente, se puso de pie y se fue.
CAPГЌTULO UNO
La agente del FBI Riley Paige se encontraba preocupada mientras caminaba por la pasarela del Aeropuerto Internacional de Phoenix Sky Harbor. HabГa estado ansiosa durante el vuelo del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington. HabГa venido a toda prisa porque se habГa enterado de que la niГ±a adolescente Jilly estaba desaparecida. Riley se sentГa muy protectora hacia ella. Estaba decidida a ayudar a la niГ±a e incluso estaba considerando adoptarla.
A lo que Riley atravesГі la puerta de salida caminando apresuradamente, levantГі la mirada y se sorprendiГі al ver a la chica parada junto con el agente del FBI Garrett Holbrook de la oficina de campo de Phoenix.
La chica de trece aГ±os Jilly Scarlatti estaba parada junto a Garrett, parpadeando, claramente esperГЎndola.
Riley estaba confundida. Garrett era quien la habГa llamado para decirle que Jilly habГa huido y que no estaba por ninguna parte.
Antes de que Riley pudiera hacer cualquier pregunta, Jilly se le abalanzГі y se echГі en sus brazos, sollozando.
“Ay Riley, lo siento. Discúlpame. Jamás lo volveré a hacer”.
Riley abrazГі a Jilly consoladoramente, mirando a Garrett como si estuviera pidiГ©ndole una explicaciГіn. La hermana de Garrett, Bonnie Flaxman, habГa intentado adoptar a Jilly. Pero Jilly se habГa rebelado y habГa huido.
Garrett sonriГі un poco, una expresiГіn inusual en un hombre normalmente taciturno.
“Ella llamГі a Bonnie poco despuГ©s de que salieras de Fredericksburg”, dijo. “Dijo que solo querГa despedirse de una vez por todas. Pero Bonnie le dijo que estabas en camino para llevГЎrtela a casa contigo. Se emocionГі mucho y nos dijo dГіnde estaba”.
MirГі a Riley.
“Tu venida la salvó”, concluyó.
Riley solo se quedГі parada allГ por un momento, sintiГ©ndose extraГ±amente torpe e impotente. Jilly aГєn estaba sollozando en sus brazos.
Jilly susurrГі algo que Riley no pudo oГr.
“¿Qué?”, preguntó Riley.
Jilly levantГі la mirada hacia Riley, sus ojos marrones llenos de lГЎgrimas.
“¿MamГЎ?”, dijo en una voz tГmida y llena de emociГіn. “¿Puedo llamarte mamГЎ?”.
Riley la abrazГі de nuevo, abrumada por una avalancha de emociones confusas.
“Por supuesto”, dijo Riley.
Luego se volvió a Garrett. “Gracias por todo lo que has hecho”.
“Me alegra haber podido ayudar, al menos un poco”, contestó. “¿Necesitas un lugar para alojarte mientras estás aqu�”.
“Ya apareció Jilly, asà que no hace falta. Tomaremos el siguiente vuelo a casa”.
Garrett estrechó su mano. “Espero que esto funcione para las dos”.
Luego se fue.
Riley mirГі a la adolescente que todavГa estaba aferrada a ella. SintiГі una mezcla extraГ±a de alegrГa por haberla encontrado y preocupaciГіn por lo que podrГa depararles el futuro.
“Vamos a comernos una hamburguesa”, le dijo a Jilly.
*
Estaba nevando ligeramente durante el viaje a casa del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington. Jilly estaba sentada en silencio mirando por la ventana mientras Riley conducГa. Su silencio era un gran cambio despuГ©s del vuelo de mГЎs de cuatro horas de Phoenix. Jilly habГa pasado todo el vuelo hablando. Nunca habГa estado en un aviГіn antes y sentГa curiosidad por todo.
“¿Por qué está tan callada ahora?”, se preguntó Riley.
Se le ocurriГі que la nieve debГa ser una vista inusual para una chica que habГa vivido toda su vida en Arizona.
“¿Has visto la nieve antes?”, preguntó Riley.
“Solo en la televisión”.
“¿Te gusta?”, preguntó Riley.
Jilly no contestГі, y esto hizo que Riley se sintiera intranquila. RecordГі la primera vez que habГa visto a Jilly. La muchacha habГa huido de un padre abusivo. HabГa decidido convertirse en prostituta debido a su desesperaciГіn. HabГa ido a una parada de camiones que era conocida como un lugar de encuentro para prostitutas.
Riley habГa ido allГ para investigar una serie de asesinatos de prostitutas. EncontrГі a Jilly escondida en la cabina de un camiГіn, esperando venderse a sГ misma al conductor cuando volviera.
Riley habГa llevado a Jilly a Servicios de ProtecciГіn al Menor y habГa permanecido en contacto con ella. La hermana de Garrett habГa tomado a Jilly como una niГ±a de acogida, pero Jilly eventualmente huyГі de nuevo.
Riley decidiГі llevГЎrsela a casa en ese momento.
Pero ahora estaba empezando a preguntarse si habГa cometido un error. TenГa que cuidar de su propia hija de quince aГ±os de edad, April, quien podГa ser difГcil. HabГan atravesado unas experiencias traumГЎticas juntas desde la disoluciГіn del matrimonio de Riley.
ВїY quГ© tanto sabГa de Jilly? ВїRiley tenГa alguna idea de cuГЎn profundamente traumatizada podrГa estar? ВїEstaba siquiera un poco preparada para lidiar con los desafГos que Jilly podrГa presentar? Y aunque April habГa estado de acuerdo con todo el asunto, ВїcГіmo se llevarГan las dos adolescentes?
De repente, Jilly hablГі.
“¿Dónde voy a dormir?”.
Riley se sintiГі aliviada al oГr su voz.
“Tendrás tu propia habitación”, dijo. “Es pequeña, pero creo que es perfecta para ti”.
Jilly se quedГі callada por otro momento.
Entonces dijo: “¿Era la habitación de alguien más?”.
Jilly sonaba preocupada.
“No desde que yo he vivido allГ”, dijo Riley. “TratГ© de usarla como oficina, pero era demasiado grande. AsГ que mudГ© mi oficina a mi dormitorio. April y yo te compramos una cama y una cГіmoda pero, cuando tengamos tiempo, puedes escoger unos pГіster y una colcha”.
“Mi propio cuarto”, dijo Jilly.
Riley pensГі que sonaba mГЎs aprensiva que alegre.
“¿Dónde duerme April?”, preguntó Jilly.
Riley querГa decirle a Jilly que esperara a que llegaran a casa para que viera todo por sГ misma. Pero le parecГa que la chica necesitaba un poco de reconfirmaciГіn justo en ese mismo momento.
“April tiene su propia habitaciГіn”, dijo Riley. “Sin embargo, ustedes compartirГЎn un baГ±o. Yo tengo el mГo”.
“¿Quién limpia? ¿Quién cocina?”, preguntó Jilly. Luego añadió ansiosamente: “No cocino tan bien”.
“Nuestra ama de llaves, Gabriela, se encarga de todo eso. Ella es de Guatemala. Ella vive con nosotros, en su propio apartamento en el sótano. La conocerás pronto. Cuidará de ti cuando no esté en casa”.
Hubo otro momento de silencio.
Jilly preguntó: “¿Gabriela me golpeará?”.
Riley quedГі pasmada por la pregunta.
“No. Claro que no. ВїPor quГ© pensarГas eso?”.
Jilly no respondiГі. Riley intentГі comprender lo que querГa decir.
IntentГі decirse a sГ misma que esto no deberГa sorprenderle. RecordГі lo que Jilly le habГa dicho luego de haberla encontrado en la cabina del camiГіn y le habГa dicho que necesitaba irse a casa.
“No me iré a casa. Mi papá me golpeará si regreso”.
Servicios sociales en Phoenix ya habГa retirado a Jilly de la tutela de su padre. Riley sabГa que la madre de Jilly habГa desaparecido hace mucho tiempo. Jilly tenГa un hermano en algГєn lugar, pero nadie habГa sabido algo de Г©l en un rato.
Le partiГі el alma a Riley darse cuenta de que Jilly podrГa estar esperando recibir un trato similar en su nuevo hogar. ParecГa que la pobre chica apenas podГa imaginar algo mejor de la vida.
“Nadie va a golpearte, Jilly”, dijo Riley, su voz temblando un poco de la emoción. “Eso no volverá a suceder jamás. Cuidaremos bien de ti. ¿Entiendes?”.
Jilly se quedГі callada de nuevo. Riley deseaba que solo respondiera que sГ entendГa, y que creГa lo que Riley le estaba diciendo. En cambio, Jilly cambiГі de tema.
“Me gusta tu carro”, dijo. “¿Puedo aprender a conducir?”.
“Claro, cuando seas mayor”, dijo Riley. “Ahora vamos a acomodarte en tu nueva vida”.
*
TodavГa estaba nevando un poco cuando Riley estacionГі su carro frente a su casa y ella y Jilly se bajaron. El rostro de Jilly se retorciГі un poco cuando los copos de nieve tocaron su piel. No parecГa que esta nueva sensaciГіn la agradara. Y empezГі a temblar por el frГo.
“Tengo que comprarle ropa de frГo inmediatamente”, pensГі Riley.
A medio camino entre el carro y la puerta principal, Jilly se detuvo de golpe. MirГі la casa fijamente.
“No puedo hacer esto”, dijo Jilly.
“¿Por qué no?”.
Jilly se quedГі callada por un momento. Se veГa como un animal asustado. Riley sospechГі que el pensar en vivir en un lugar tan agradable la abrumaba.
“Me interpondré en el camino de April, ¿verdad?”, dijo Jilly. “Es su baño”.
ParecГa estar buscando excusas y razones por las cuales esto no funcionarГa.
“No te interpondrás en el camino de April”, dijo Riley. “Ahora vamos”.
Riley abriГі la puerta. Adentro estaban esperГЎndolas April y el ex esposo de Riley, Ryan. Sus rostros estaban sonrientes y acogedores.
April corriГі hacia Jilly enseguida y le dio un fuerte abrazo.
“Yo soy April”, dijo. “Me alegra que estГ©s aquГ. Te gustarГЎ mucho vivir con nosotros”.
A Riley le sorprendiГі la diferencia entre las dos chicas. Siempre habГa considerado que April era bastante delgada y desgarbada. Pero se veГa muy robusta al lado de Jilly, quien se veГa flaca en comparaciГіn. Riley supuso que Jilly habГa pasado hambre en su vida.
“Muchas cosas que aún no sé”, pensó Riley.
Jilly sonriГі nerviosamente a lo que Ryan se presentГі y la abrazГі.
Gabriela vino corriendo desde abajo de repente, introduciГ©ndose a sГ misma con una enorme sonrisa.
“¡Bienvenida a la familia!”, exclamó Gabriela antes de darle a Jilly un abrazo.
Riley notГі que la piel de la vigorosa mujer guatemalteca solo era un poco mГЎs oscura que la tez oliva de Jilly.
“¡Vente!”, dijo Gabriela, llevando a Jilly de la mano. “Subamos. ¡Te mostraré tu habitación!”.
Pero Jilly alejГі su mano y se quedГі parada allГ temblando. LГЎgrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Se sentГі en las escaleras a llorar. April se sentГі junto a ella y puso su brazo alrededor de sus hombros.
“Jilly, ¿qué te pasa?”, preguntó April.
Jilly negГі con la cabeza miserablemente.
“No sé”, dijo. “Es solo... No sé. Esto es demasiado”.
April sonriГі dulcemente y le dio unas palmaditas en la espalda.
“Yo sé, yo sé”, dijo. “Subamos. Te sentirás en casa en un santiamén”.
Jilly se levantГі obedientemente y siguiГі a April por las escaleras. A Riley le complaciГі lo bien que April estaba manejando la situaciГіn. Obviamente April siempre habГa dicho que querГa una hermana menor. Pero April tambiГ©n habГa tenido unos aГ±os difГciles, y habГa sido severamente traumatizada por delincuentes deseosos de vengarse de Riley.
“Tal vez April será capaz de entender a Jilly mejor que yo”, pensó Riley.
Gabriela mirГі a las dos chicas con compasiГіn.
“¡Pobrecita!”, dijo. “Espero esté bien”.
Gabriela bajГі las escaleras de nuevo, dejando a Riley y Ryan a solas. Ryan estaba parado mirando las escaleras, viГ©ndose un poco aturdido.
“Espero no esté dudando”, pensó Riley. “Voy a necesitar su apoyo”.
Mucho habГa ocurrido entre ella y Ryan. Durante los Гєltimos aГ±os de su matrimonio, habГa sido un marido infiel y un padre ausente. Se habГan separado y divorciado. Pero Ryan parecГa un hombre cambiado Гєltimamente y estaban pasando mГЎs tiempo juntos.
HabГan hablado del desafГo de traer a Jilly a sus vidas. Ryan habГa parecido estar entusiasmado con la idea.
“¿Aún te parece bien esto?”, le preguntó Riley.
Ryan la mirГі y dijo: “SГ. Sin embargo, sГ© que serГЎ difГcil”.
Riley asintiГі. Luego vino una pausa incГіmoda.
“Creo que es mejor que me vaya”, dijo Ryan.
Riley se sintiГі aliviada. Lo besГі ligeramente, y Г©l se puso su abrigo y saliГі por la puerta. Riley se sirviГі un trago y se sentГі sola en la sala de estar.
“¿En qué nos he metido?”, se preguntó.
Esperaba que sus buenas intenciones no destrozaran a su familia otra vez.
CAPГЌTULO DOS
Riley se despertГі a la maГ±ana siguiente con un corazГіn lleno de aprehensiГіn. Este serГa el primer dГa de Jilly en su casa. TenГan mucho por hacer hoy y Riley esperaba que no hubiera problemas.
Anoche se habГa dado cuenta de que la transiciГіn de Jilly a su nueva vida serГa dura para todos. Pero April habГa colaborado y habГa ayudado a Jilly a acomodarse. HabГan escogido ropa para ella para el dГa de hoy, no de las escasas posesiones que Jilly habГa traГdo consigo en una bolsa de supermercado, sino de las cosas nuevas que Riley y April habГan comprado para ella.
Jilly y April finalmente se habГan ido a dormir.
Riley tambiГ©n, pero pasГі la noche inquieta y preocupada.
Se levantГі, se vistiГі y se dirigiГі directamente a la cocina, donde April estaba ayudando a Gabriela a preparar el desayuno.
“¿Dónde está Jilly?”, preguntó Riley.
“No se ha levantado aún”, dijo April.
Riley comenzГі a preocuparse.
Fue a la base de las escaleras y gritó: “Jilly, es hora de levantarse”.
No oyГі ninguna respuesta. SintiГі una oleada de pГЎnico. ВїJilly habГa huido durante la noche?
“Jilly, ¿me oyes?”, gritó. “Tenemos que registrarte en la escuela esta mañana”.
“Voy”, respondió Jilly.
Riley suspirГі de alivio. El tono de Jilly era taciturno, pero al menos estaba cooperando.
En los Гєltimos aГ±os, Riley habГa oГdo ese tono taciturno a menudo de April. ParecГa haberlo superado, pero todavГa recaГa de vez en cuando. Riley se preguntГі si realmente estaba preparada para criar a otra adolescente.
En ese momento alguien tocГі la puerta principal. Cuando Riley abriГі, vio que era su vecino, Blaine Hildreth.
Riley se sorprendiГі al verlo, pero tambiГ©n se alegrГі. Era un par de aГ±os mГЎs joven que ella, un hombre encantador y atractivo que tambiГ©n era el dueГ±o de un restaurante de la ciudad. De hecho, sentГa una atracciГіn mutua con Г©l que sin duda confundГa el asunto de posiblemente volver a conectarse con Ryan. Lo mГЎs importante era que Blaine era un vecino maravilloso y sus hijas eran mejores amigas.
“Hola, Riley”, dijo. “Espero que no sea demasiado temprano”.
“Para nada”, dijo Riley. “¿Cómo estás?”.
Blaine se encogiГі de hombros con una sonrisa algo triste.
“PensГ© que debГa venir a despedirme”, dijo.
La boca de Riley se abriГі de sorpresa.
“¿Qué quieres decir?”, preguntó.
Г‰l vacilГі, y antes de que pudiera contestar, Riley vio un enorme camiГіn estacionado frente a su casa adosada. Un servicio de mudanza estaba metiendo los muebles de la casa de Blaine en el camiГіn.
Riley jadeГі.
“¿Te vas a mudar?”, preguntó.
“Me pareció una buena idea”, dijo Blaine.
Riley casi dijo: “¿Por qué?”.
Pero era fГЎcil adivinar el por quГ©. Vivir al lado de Riley habГa demostrado ser peligroso y aterrador, tanto para Blaine como para su hija, Crystal. El vendaje que todavГa estaba en su rostro era un duro recordatorio. Blaine habГa sido gravemente herido cuando habГa intentado proteger a April del ataque de un asesino.
“No es lo que estás pensando”, dijo Blaine.
Pero Riley podГa notar por su expresiГіn que sГ era exactamente lo que estaba pensando.
“Resulta que este lugar no es conveniente”, continuó. “Queda demasiado lejos del restaurante. Encontré un lugar agradable que queda mucho más cerca. Estoy seguro de que lo entiendes”.
Riley se sintiГі demasiado confundida y molesta como para responder. Los recuerdos del terrible incidente le llegaron de golpe.
HabГa estado en el norte de Nueva York trabajando en un caso cuando se habГa enterado de que un asesino brutal estaba suelto. Su nombre era Orin Rhodes. DiecisГ©is aГ±os atrГЎs, Riley habГa matado a su novia en un tiroteo y lo habГa enviado a la cГЎrcel. Cuando Rhodes finalmente fue liberado de Sing Sing, quiso vengarse de Riley y de todas las personas que ella amaba.
Antes de que Riley pudiera llegar a casa, Rhodes habГa invadido su casa y atacado a April y a Gabriela. Blaine habГa oГdo todo y se habГa acercado para ayudar. Probablemente habГa salvado la vida de April. Pero habГa sido gravemente herido en el proceso.
Riley lo habГa visitado dos veces en el hospital. La primera vez fue devastadora. HabГa estado inconsciente por sus lesiones y habГa tenido una vГa intravenosa en cada brazo y una mГЎscara de oxГgeno. Riley se habГa culpado por lo que le habГa sucedido.
Pero su prГіxima visita habГa sido mГЎs alentadora. Blaine habГa estado alegre y alerta, y habГa bromeado un poco sobre su temeridad.
RecordГі lo que Г©l le habГa dicho a ella en ese entonces...
“No hay mucho que no harГa por ti y por April”.
Claramente habГa reconsiderado eso. El peligro de vivir al lado de Riley era demasiado para Г©l y ahora se iba. No sabГa si sentirse lastimada o culpable. Sin duda se sentГa decepcionada.
Los pensamientos de Riley fueron interrumpidos por la voz de April detrГЎs de ella.
“¡Dios mГo! Blaine, ВїtГє y Crystal se van a mudar? ВїCrystal aГєn estГЎ allГ?”.
Blaine asintiГі con la cabeza.
“Tengo que ir a despedirme”, dijo April.
April saliГі por la puerta y se dirigiГі a la casa de al lado.
Riley aГєn estaba lidiando con sus emociones.
“Lo lamento”, dijo.
“¿Qué lamentas?”, preguntó Blaine.
“Tú sabes”.
Blaine asintió con la cabeza. “No fue tu culpa, Riley”, dijo en una voz suave.
Riley y Blaine se quedaron mirГЎndose el uno al otro por un momento. Finalmente, Blaine forzГі una sonrisa.
“No nos vamos de la ciudad”, dijo. “Podemos vernos cada vez que queramos. Las chicas también. Y aún estarán en la misma escuela secundaria. Será como si nada hubiera cambiado”.
Riley sintiГі un sabor amargo en la boca.
“Eso no es cierto”, pensó. “Todo ha cambiado”.
La desilusiГіn estaba comenzando a darle paso a la ira. Riley sabГa que no debГa sentirse enojada. No tenГa derecho a hacerlo. Ni siquiera sabГa por quГ© se sentГa de esa manera. Lo Гєnico que sabГa era que no podГa evitarlo.
ВїY quГ© debГan hacer ahora mismo?
ВїAbrazarse? ВїDarse la mano?
Supuso que Blaine sentГa la misma incomodidad e indecisiГіn.
Se las arreglaron para intercambiar unas despedidas concisas. Blaine volviГі a su casa, y Riley entrГі de nuevo a la suya. EncontrГі a Jilly desayunando en la cocina. Gabriela habГa colocado su desayuno sobre la mesa, asГ que se sentГі a comer con Jilly.
“¿Te sientes emocionada por el dГa de hoy?”.
Riley espetГі la pregunta antes de darse cuenta de lo estГєpida que sonaba.
“Supongo”, dijo Jilly, tocando sus panqueques con un tenedor. Ni siquiera levantó la mirada.
*
Un rato mГЎs tarde, Riley y Jilly entraron a la Escuela Intermedia Brody. El edificio era atractivo, con casilleros de colores brillantes en los pasillos y arte estudiantil colgando por todas partes.
Una estudiante agradable y educada les ofreciГі su ayuda y las dirigiГі hacia la oficina principal. Riley le dio las gracias y continuГі por el pasillo, empuГ±ando la documentaciГіn de Jilly en una mano y sosteniendo la mano de Jilly con la otra.
Antes de eso se habГan registrado en la oficina central. HabГan tomado los materiales que Servicios Sociales de Phoenix habГa recopilado: registros de vacunaciГіn, expedientes educacionales, acta de nacimiento y una declaraciГіn que estipulaba que Riley era la tutora designada de Jilly. Jilly habГa sido retirada de la custodia de su padre, aunque Г©l habГa amenazado con impugnar esa decisiГіn. Riley sabГa que el camino para finalizar y legalizar la adopciГіn no serГa rГЎpido ni fГЎcil.
Jilly apretГі la mano de Riley con fuerza. Riley sintiГі que la muchacha se sentГa extremadamente incГіmoda. No era difГcil imaginar el por quГ©. Aunque su vida en Phoenix habГa sido dura, ese era el Гєnico lugar en el que Jilly habГa vivido.
“¿Por qué no puedo ir a la escuela con April?”, preguntó Jilly.
“El año que viene estarás en la misma escuela secundaria”, dijo Riley. “Primero tienes que terminar octavo grado”.
Encontraron la oficina principal y Riley le mostrГі los documentos a la recepcionista.
“Queremos hablar con alguien para inscribir a Jilly en la escuela”, dijo Riley.
“Necesitan verse con la orientadora acadГ©mica”, dijo la recepcionista con una sonrisa. “Vengan por aquГ”.
“Ambas necesitamos un poco de orientación”, pensó Riley.
La orientadora era una mujer treintaГ±era con pelo rizado marrГіn. Su nombre era Wanda Lewis y tenГa una sonrisa muy cГЎlida. Riley se encontrГі pensando que podrГa ser de gran ayuda. Seguramente una mujer en un trabajo como este habГa tratado con otros estudiantes con pasados tumultuosos.
La Srta. Lewis les dio un tour de la escuela. La biblioteca era ordenada y estaba bien surtida de libros y computadoras. En el gimnasio habГan chicas jugando baloncesto. La cafeterГa estaba limpia y brillante. Todo le parecГa absolutamente encantador.
Durante todo el tour, la Srta. Lewis le hizo muchas preguntas a Jilly sobre dГіnde habГa ido a la escuela antes y sobre sus intereses. Pero Jilly casi ni respondГa, ni tampoco hacГa sus propias preguntas. PareciГі animarse un poco cuando le echГі un vistazo a la sala de arte. Pero tan pronto como avanzaron, volviГі a portarse igual.
Riley se preguntaba quГ© podrГa estar pasando por la cabeza de la niГ±a. SabГa que sus notas recientes habГan sido malas, pero que las de aГ±os anteriores habГan sido sorprendentemente buenas. La realidad era que Riley no sabГa mucho acerca de la experiencia escolar de Jilly.
QuizГЎs hasta odiaba la escuela.
Esta nueva escuela debГa ser abrumadora ya que no conocГa a nadie. Y, por supuesto, no iba a ser fГЎcil ponerse al dГa con los estudios ya que solo faltaban un par de semanas para el final del trimestre.
Al final del tour, Riley logrГі persuadir a Jilly a que le diera las gracias a la Srta. Lewis por mostrarles todo. Acordaron que Jilly comenzarГa clases al dГa siguiente. Luego Riley y Jilly salieron al aire frГo de enero. Una fina capa de la nieve del dГa de ayer cubrГa todo el estacionamiento.
“¿Qué opinas de tu nueva escuela?”, preguntó Riley.
“Es bonita”, dijo Jilly.
Riley no podГa descifrar si Jilly estaba siendo taciturna o simplemente estaba aturdida por todos los cambios que enfrentaba. Mientras se acercaron al carro, notГі que Jilly estaba temblando mucho y que sus dientes rechinaban. Llevaba una chaqueta pesada de April, pero el frГo realmente la estaba molestando.
Entraron en el carro y Riley encendiГі el motor y la calefacciГіn. Jilly no dejГі de temblar, no siquiera cuando el carro se calentГі un poco.
Riley no saliГі del estacionamiento. HabГa llegado el momento de averiguar quГ© era lo que estaba molestando a esta niГ±a que estaba bajo su cuidado.
“¿Qué te pasa?”, preguntó. “¿Hay algo de la escuela que te molesta?”.
“No es la escuela”, dijo Jilly, su voz temblando ahora. “Es el frГo”.
“No hay frГo en Phoenix”, dijo Riley. “Esto debe ser extraГ±o para ti”.
Los ojos de Jilly se llenaron de lГЎgrimas.
“Hace frГo a veces”, dijo. “Especialmente de noche”.
“Por favor dime qué te pasa”, dijo Riley.
LГЎgrimas comenzaron a correr por sus mejillas. HablГі con una voz conmovida.
“El frГo me hace recordar...”.
Jilly se quedГі en silencio. Riley esperГі pacientemente que continuara.
“Mi papГЎ siempre me culpaba por todo”, dijo Jilly. “Me culpГі por el hecho de que mi mamГЎ y mi hermano se fueran, y hasta me culpaba cada vez que lo despedГan de los trabajos en los que lo contrataban. Me echaba la culpa por todo lo que salГa mal”.
Jilly estaba sollozando un poco ahora.
“Continúa”, dijo Riley.
“Una noche me dijo que querГa que me fuera de la casa”, dijo Jilly. “Dijo que era peso muerto, que no lo estaba dejando surgir y que estaba harto de mГ. Me botГі de la casa. TrabГі las puertas y no pude volver a entrar”.
Jilly tragГі grueso ante la memoria.
“Nunca sentГ tanto frГo en mi vida”, dijo. “Ni siquiera ahora en este clima. EncontrГ© un gran desagГјe en una zanja, y era lo suficientemente grande para mГ, asГ que pasГ© la noche allГ. Fue demasiado aterrador. A veces pasaban personas por allГ, pero yo no querГa que me encontraran. No parecГan personas dispuestas a ayudarme”.
Riley cerró los ojos, imaginándose a la niña escondida en el desagüe oscuro. “¿Y qué pasó después?”, murmuró.
Jilly continuГі: “Simplemente me quedГ© allГ toda la noche. No dormГ nada. La maГ±ana siguiente volvГ a casa y toquГ© la puerta y le supliquГ© a papГЎ que me dejara pasar. Г‰l me ignorГі, como si ni siquiera estuviera allГ. AllГ es cuando fui a la parada de camiones. No habГa frГo y habГa comida. Algunas de las mujeres fueron buenas conmigo y pensГ© que harГa lo que fuera necesario para quedarme allГ. Y esa es la noche en la que me encontraste”.
Jilly se calmГі luego de terminar de contar su historia. ParecГa estar aliviada por haberlo hecho. Pero ahora Riley estaba llorando. Apenas podГa creer lo que esta pobre chica habГa vivido. Puso su brazo alrededor de Jilly y la abrazГі con fuerza.
“Nunca mГЎs”, dijo Riley entre sus sollozos. “Jilly te prometo que jamГЎs te volverГЎs a sentir asГ”.
Era una gran promesa, y Riley se sentГa pequeГ±a, dГ©bil y frГЎgil ahora mismo. Esperaba poder cumplirla.
CAPГЌTULO TRES
La mujer seguГa pensando en el pobre Cody Woods. Estaba segura de que ya estaba muerto. Lo sabrГa a ciencia cierta luego de leer el periГіdico.
Aunque estaba disfrutando de su tГ© caliente y granola, esperar obtener noticias estaba poniГ©ndola de mal humor.
“¿Cuándo va a llegar el periódico?”, se preguntó, mirando el reloj de la cocina.
ParecГa que cada vez lo estaban trayendo mГЎs tarde. Obviamente no tendrГa este problema con una suscripciГіn digital. Pero no le gustaba leer las noticias en su computadora. Le gustaba sentarse en una silla cГіmoda y disfrutar de la sensaciГіn agradable del periГіdico en sus manos. Incluso le gustaba la forma en la que el papel a veces se pegaba a sus dedos.
Pero el periГіdico ya tenГa quince minutos de retraso. Si las cosas seguГan empeorando, tendrГa que llamar y poner una queja. Ella odiaba hacerlo. Siempre dejaba un sabor amargo en su boca.
De todos modos, el diario era realmente la Гєnica forma que tenГa de averiguar quГ© habГa pasado con Cody. Obviamente no podГa llamar al Centro de RehabilitaciГіn Signet para preguntar por Г©l. Eso serГa muy sospechoso. AdemГЎs, el personal pensaba que ya estaba en MГ©xico con su esposo, con ningГєn plan de volver a la ciudad.
Mejor dicho, Hallie Stillians estaba en MГ©xico. Le entristecГa un poco que jamГЎs podrГa ser Hallie Stillians de nuevo. Se habГa encariГ±ado con ese alias particular. Que el personal del Centro de RehabilitaciГіn Signet la sorprendiera con un pastel en su Гєltimo dГa de trabajo habГa sido un gesto bastante amable de su parte.
Ella sonriГі ante el recuerdo. El pastel habГa sido decorado con sombreros y un mensaje:
ВЎBuen Viaje, Hallie y Rupert!
Rupert era el nombre de su esposo imaginario. ExtraГ±arГa hablar maravillas de Г©l.
TerminГі su granola y siguiГі bebiГ©ndose su tГ© casero delicioso, una antigua receta familiar… Una receta distinta a la que habГa compartido con Cody, y obviamente no contenГa los ingredientes especiales que habГa agregado para Г©l.
ComenzГі a cantar...
“Lejos de casa,
Tan lejos de casa,
Este pequeГ±o bebГ© estГЎ lejos de casa.
Te consumes mГЎs y mГЎs
DГa tras dГa
Demasiado triste para reГr, demasiado triste para jugar”.
ВЎA Cody le habГa encantado esa canciГіn! En realidad, a todos sus pacientes les habГa gustado. Y a sus pacientes futuros tambiГ©n les encantarГЎ. Ese pensamiento reconfortaba su espГritu.
Justo en ese momento oyГі un golpe en la puerta principal. Se apresurГі para abrirla y mirar fuera. El periГіdico matutino estaba allГ en la escalera de entrada. Temblando de emociГіn, ella cogiГі el periГіdico, corriГі a la cocina y lo abriГі a las esquelas.
Efectivamente, allГ estaba:
SEATTLE — Cody Woods, 49, de Seattle…
Se detuvo por un momento. Eso era extraГ±o. PodrГa haber jurado que Г©l le habГa dicho que tenГa cincuenta. Luego leyГі el resto...
...en el Hospital South Hills, Seattle, Washington; Servicios Funerarios y de CremaciГіn Sutton-Brinks, Seattle.
Eso era todo. Era concisa, incluso para una simple esquela.
Esperaba leer un obituario amable en los prГіximos dГas. Pero estaba preocupada de que tal vez no hubiera uno. ВїQuiГ©n iba a escribirlo, despuГ©s de todo?
HabГa estado solo en el mundo, o al menos eso es lo que le habГa dicho. Su primera esposa estaba muerta, la otra lo habГa dejado y sus dos hijos no le hablaban. No le habГa hablado de amigos, familiares, ni de compaГ±eros de trabajo.
“¿A quién le importaba él?”, se preguntó.
SintiГі una rabia amarga y familiar en su garganta.
Rabia contra todas las personas en la vida de Cody Woods que no les importaba si estaba vivo o muerto.
Rabia contra el personal sonriente del Centro de RehabilitaciГіn Signet, fingiendo que extraГ±arГan a Hallie Stillians.
Rabia contra las personas de todas partes, con sus mentiras y secretos y mezquindad.
Como lo hacГa a menudo, se imaginГі volando sobre el mundo con alas negras, matando y destruyendo a los malvados.
Y todas las personas eran malvadas.
Todo el mundo merecГa morir.
Incluso Cody Woods era malvado y mereciГі morir.
Porque ВїquГ© clase de hombre habГa sido realmente por haber dejado este mundo sin nadie que lo amara?
Un hombre terrible, seguramente.
Terrible y odioso.
“Bien merecido”, gruñó.
TratГі de calmar su rabia. Se sintiГі avergonzada de haber dicho tal cosa en voz alta. DespuГ©s de todo, no lo decГa en serio. RecordГі que lo Гєnico que sentГa era amor y buena voluntad hacia absolutamente todo el mundo.
AdemГЎs, casi era hora de ir a trabajar. Hoy iba a ser Judy Brubaker.
Al mirarse al espejo, se asegurГі de que la peluca estaba en su sitio y que el flequillo colgaba naturalmente sobre su frente. Era una peluca costosa y nadie se habГa percatado de que no era su propio pelo hasta ahora. Debajo de la peluca, el pelo rubio corto de Hallie Stillians habГa sido teГ±ido marrГіn oscuro y recortado en un estilo diferente.
No quedaba nada de Hallie, ni su ropa ni sus manierismos.
TomГі un par de anteojos para leer y los colgГі de un cordГіn brillante alrededor de su cuello.
SonriГі con satisfacciГіn. HabГa sido inteligente invertir en los accesorios adecuados, y Judy Brubaker merecГa lo mejor.
Todo el mundo amaba a Judy Brubaker.
Y todo el mundo amaba esa canciГіn que Judy Brubaker cantaba a menudo, una canciГіn que cantaba en voz alta mientras se vestГa para ir a trabajar...
“No hay porqué llorar,
Duerme profundamente.
EntrГ©gate a los brazos de Morfeo.
No mГЎs suspiros,
Solo cierra tus ojos
Y te irás a casa en tus sueños”.
Estaba repleta de paz, suficiente paz como para compartirla con todo el mundo. Le habГa dado paz a Cody Woods.
Y pronto le darГa paz a alguien mГЎs que la necesitaba.
CAPГЌTULO CUATRO
El corazГіn de Riley latГa con fuerza y sus pulmones le dolГan por la forma rГЎpida y fuerte en la que estaba respirando. No podГa sacarse una melodГa familiar de la cabeza.
“Sigue el camino de ladrillos amarillos...”.
Aunque estaba muy cansada, Riley no pudo evitar sentirse entretenida. Era una maГ±ana frГa, y estaba corriendo la pista de obstГЎculos al aire libre de 6 millas en QuГЎntico. La pista era apodada вЂ?El camino de ladrillos amarillos’.
HabГa sido llamada asГ por los infantes de marina que la habГan construido. Ellos habГan colocado ladrillos amarillos para marcar cada milla. Los alumnos del FBI que sobrevivГan la pista recibГan un ladrillo amarillo como recompensa.
Riley se habГa ganado su ladrillo amarillo hace aГ±os. Pero cada cierto tiempo corrГa la pista de nuevo, solo para asegurarse de que aГєn podГa hacerlo. DespuГ©s de la tensiГіn emocional de los Гєltimos dГas, Riley necesita actividad fГsica para despejarse.
Hasta ahora, habГa superado una serie de obstГЎculos y habГa pasado tres ladrillos amarillos en el camino. HabГa subido paredes improvisadas, atravesado vallas y saltado por ventanas simuladas. Hace solo un momento habГa subido por una roca con una cuerda, y ahora estaba de bajada.
Cuando llegГі al suelo, levantГі la mirada y vio a Lucy Vargas, una agente joven brillante con la que le gustaba trabajar y entrenar. Lucy habГa estado encantada de ser la pareja de entrenamiento de Riley esta maГ±ana. Estaba jadeando en la base de la roca, mirando a Riley.
Riley le dijo: “¿No puedes con este vejestorio?”.
Lucy se echГі a reГr. “Me lo estoy tomando con calma. No quiero que te excedas, no a tu edad”.
“Oye, no te reprimas por mГ”, le respondiГі Riley. “Da todo de ti”.
Riley tenГa cuarenta aГ±os, pero nunca habГa dejado de entrenar y mantenerse en forma. Poder actuar con rapidez y golpear a alguien fuertemente podrГa ser crucial al momento de enfrentar monstruos humanos. La pura fuerza fГsica habГa salvado vidas, incluyendo la suya, mГЎs de una vez en el pasado.
AГєn asГ, no se sintiГі nada alegre a lo que vio el prГіximo obstГЎculo, un charco de agua congelada y lodosa con un alambre de pГєas colgando sobre Г©l.
Las cosas estaban a punto de ponerse muy duras.
Estaba bien vestida para el invierno y llevaba una parka impermeable. AГєn asГ, arrastrarse por el barro la dejarГa empapada y congelada.
“Aquà voy”, pensó.
Se tirГі al barro. El agua helada enviГі una descarga por todo su cuerpo. AГєn asГ, se obligГі a empezar a gatear, y se arrastrГі a lo que sintiГі las pГєas raspar su espalda un poco.
ComenzГі a sentirse entumecida, desencadenando un recuerdo no deseado.
Riley estaba en un sГіtano de poca altura debajo de una casa. Acababa de escaparse de una jaula donde habГa sido atormentada por un psicГіpata con una antorcha de propano. En la oscuridad, habГa perdido la nociГіn del tiempo y no sabГa cuГЎntos dГas llevaba en cautiverio.
Pero habГa logrado forzar la puerta de la jaula, y ahora se arrastraba a ciegas en busca de una salida. HabГa llovido recientemente, y el barro por debajo de ella era pegajoso, frГo y profundo.
A medida que su cuerpo se entumecГa mГЎs por el frГo, sintiГі una profunda desesperaciГіn. Estaba dГ©bil del hambre y la falta de sueГ±o.
“No puedo hacerlo”, pensó.
TenГa que sacarse esas ideas de su mente. TenГa que seguir arrastrГЎndose y buscando. Si no lograba salir, eventualmente la matarГa, tal y como habГa matado a sus otras vГctimas.
“Riley, ¿estás bien?”.
La voz de Lucy sacГі a Riley del recuerdo de uno de sus casos mГЎs desgarradores. Fue un calvario que jamГЎs olvidarГa, sobre todo porque su hija se convirtiГі luego en una cautiva del mismo psicГіpata. Se preguntaba si se librarГa de los flashbacks en algГєn momento.
ВїY April? ВїSe librarГa de sus recuerdos devastadores?
Riley estaba en el presente una vez mГЎs, y se dio cuenta de que se habГa quedado inmГіvil bajo el alambre de pГєas. Lucy estaba justo detrГЎs de ella, esperando que terminara este obstГЎculo.
“Estoy bien”, le respondió Riley. “Siento frenarte”.
Se obligГі a comenzar a arrastrarse de nuevo. En la orilla, se puso de pie e intentГі recuperar su ingenio y energГa. Luego saliГі corriendo por el sendero arbolado, segura de que Lucy no estaba muy lejos de ella. SabГa que su prГіxima tarea serГa subir una red de carga. DespuГ©s de eso, aГєn faltaban unas dos millas y unos obstГЎculos muy difГciles de superar.
*
Al final de la pista de seis millas, Riley y Lucy caminaban tomadas del brazo, jadeando y riendo y felicitГЎndose mutuamente por su triunfo. A Riley le sorprendiГі ver a su compaГ±ero esperГЎndola al final del sendero. Bill Jeffreys era un hombre fuerte y robusto de la edad de Riley.
“¡Bill!”, exclamó Riley, aún respirando con dificultad. “¿Qué estás haciendo aqu�”.
“Vine a buscarte”, dijo. “Me dijeron que podrГa encontrarte aquГ. Apenas creГ que querГas hacer esto y ВЎmenos en invierno! ВїEres masoquista o quГ©?”.
Riley y Lucy se echaron a reГr.
Lucy dijo: “Tal vez yo soy la masoquista. Espero poder seguir la pista de ladrillos amarillos como Riley cuando tenga su edad”.
Riley le dijo a Bill burlonamente: “Oye, estoy lista para hacerlo de nuevo. ¿Quieres acompañarme?”.
Bill negГі con la cabeza y soltГі una risita.
“No”, dijo. “TodavГa tengo mi viejo ladrillo amarillo en casa, y lo uso como un tope. Uno es suficiente para mГ. Sin embargo, estoy pensando en intentar ganarme el ladrillo verde. ВїQuieres acompaГ±arme en eso?”.
Riley se echГі a reГr de nuevo. El llamado “ladrillo verde” era un chiste en el FBI, un premio otorgado a cualquier persona que pudiera fumarse treinta y cinco cigarros en treinta y cinco noches sucesivas.
“No gracias”, dijo.
La expresiГіn del Bill se volviГі seria de repente.
“Estoy trabajando en un nuevo caso, Riley”, dijo. “Y te necesito. Espero que no tengas problema con esto. Sé que no ha pasado tanto tiempo desde nuestro último caso”.
Bill tenГa razГіn. Para Riley, parecГa que habГan arrestado a Orin Rhodes apenas ayer.
“Sabes que apenas traje a Jilly a casa. Estoy tratando de que se instale en su nueva vida. Nueva escuela... Nuevo todo”.
“¿Cómo está?”, preguntó Bill.
“Es errática, pero realmente está intentándolo. Está muy feliz de formar parte de una familia. Creo que ella va a necesitar mucha ayuda”.
“¿Y April?”.
“Se ha portado a la altura. TodavГa me sorprende como haber peleado con Rhodes la hizo mГЎs fuerte. Y ya estГЎ muy encariГ±ada con Jilly”.
Después de una pausa, preguntó: “¿Qué tipo de caso tienes, Bill?”.
Bill se quedГі callado por un momento.
“Estoy en camino para reunirme con el jefe sobre el caso”, dijo. “Realmente necesito tu ayuda, Riley”.
Riley mirГі directamente a su amigo y socio. Su expresiГіn era una de profunda angustia. Cuando habГa dicho que necesitaba su ayuda, realmente lo habГa dicho en serio. Riley se preguntaba por quГ©.
“Déjame ducharme y ponerme ropa seca”, dijo. “Te veo en la oficina central en un rato”.
CAPГЌTULO CINCO
El jefe de equipo Brent Meredith no era un hombre que perdГa tiempo con sutilezas. Riley lo sabГa por experiencia. AsГ que cuando entrГі en su oficina despuГ©s de su carrera, no esperaba charlar ni tampoco que le hiciera preguntas corteses sobre su salud, hogar y familia. PodГa ser amable y cГЎlido, pero esos momentos eran raros. Hoy irГa directo al grano, y sus asuntos siempre eran urgentes.
Bill ya habГa llegado. TodavГa se veГa muy ansioso. Esperaba entender la razГіn pronto.
Tan pronto como Riley se sentГі, Meredith se inclinГі sobre su escritorio hacia ella, su gran rostro angular afroamericano tan abrumador como siempre.
“Lo primero es lo primero, agente Paige”, dijo.
Riley esperГі que dijera otra cosa, que hiciera una pregunta o le diera una orden. En cambio, simplemente la mirГі fijamente.
Solo le tomГі a Riley un momento comprender lo que Meredith querГa decirle.
Meredith no querГa hacer esa pregunta en voz alta. Riley apreciaba su discreciГіn. Un asesino todavГa andaba suelto, y su nombre era Shane Hatcher. Г‰l habГa escapado de Sing Sing, y la asignaciГіn mГЎs reciente de Riley habГa sido atraparlo.
Ella habГa fallado. En realidad, realmente no lo habГa intentado, y ahora otros agentes del FBI habГan sido asignados para detener a Hatcher. Hasta ahora no habГan tenido Г©xito.
Shane Hatcher era un genio criminal que se habГa convertido en un experto en CriminologГa respetado durante sus largos aГ±os en prisiГіn. Por esta razГіn es la que Riley lo habГa visitado en prisiГіn a veces para que la asesorara en sus casos. Lo conocГa lo suficientemente bien como para sentirse segura de que no era un peligro para la sociedad ahora mismo. Hatcher tenГa un estricto cГіdigo moral bastante extraГ±o. HabГa matado a un solo hombre desde su fuga, un viejo enemigo que tambiГ©n habГa sido un criminal peligroso. Riley se sentГa segura de que no matarГa a nadie mГЎs.
Ahora Riley entendiГі que Meredith necesitaba saber si se habГa comunicado con Hatcher. Era un caso de alto perfil, y parecГa que Hatcher se estaba convirtiendo rГЎpidamente en una especie de leyenda urbana: un famoso genio criminal capaz de cualquier cosa.
Apreciaba la discreciГіn de Meredith en no plantear su pregunta en voz alta. Pero la verdad era que Riley no sabГa nada sobre las actividades actuales de Hatcher o su paradero.
“No hay nada nuevo, señor”, dijo en respuesta a la pregunta tácita de Meredith.
Meredith asintiГі y pareciГі relajarse un poco.
“Está bien”, dijo Meredith. “Iré directo al grano. Enviaré al agente Jeffreys a Seattle a trabajar en un caso. Él te quiere como compañera. Necesito saber si estás disponible para ir con él”.
Riley necesitaba decir que no. TenГa tanto con que lidiar en su vida ahora mismo que tomar un caso en una ciudad distante parecГa imposible. Ocasionalmente recaГa en el TEPT que habГa sufrido desde su cautiverio. Su hija, April, habГa sufrido en manos del mismo hombre, y tenГa sus propios demonios con los que lidiar. Y ahora Riley tenГa una nueva hija que habГa atravesado sus propios traumas terribles.
Si tan solo pudiera quedarse por un tiempo y dar unas clases en la Academia, quizГЎs pudiera estabilizar su vida un poco.
“No puedo hacerlo”, dijo Riley. “No en este momento”.
Se volviГі hacia Bill.
“Tú sabes con lo que estoy lidiando”, dijo.
“Yo sé, solo esperaba...”, dijo con una expresión suplicante en los ojos.
LlegГі el momento de averiguar cuГЎl era el asunto.
“¿Pueden explicarme de qué trata el caso?”, preguntó Riley.
“Ha habido al menos dos envenenamientos en Seattle”, dijo Meredith. “Parece ser un caso de asesinato en serie”.
En ese momento, Riley entendiГі por quГ© Bill estaba conmovido. Su madre habГa sido envenenada hace muchos aГ±os, cuando Г©l habГa sido solo un niГ±o. Riley no sabГa los detalles, pero sabГa que su asesinato habГa sido una de las razones por las cuales se habГa convertido en un agente del FBI. Lo habГa atormentado durante aГ±os. Este caso abrГa viejas heridas para Г©l.
Por eso es que, cuando le habГa dicho que la necesitaba en el caso, realmente lo habГa dicho en serio.
Meredith continuГі: “Hasta los momentos, sabemos de dos vГctimas, un hombre y una mujer. Pueden haber habido otras, y quizГЎs hayan mГЎs”.
“¿Por qué fuimos llamados?”, preguntó Riley. “Hay una oficina de campo del FBI en Seattle. ¿No pueden encargarse ellos?”.
Meredith negГі con la cabeza.
“La situaciГіn allГ es bastante disfuncional. Parece que el FBI local y la policГa local no pueden acordar nada sobre este caso. Es por eso que son necesitados allГЎ, lo quieran ellos o no. ВїPuedo contar contigo, agente Paige?”.
De repente, la decisiГіn de Riley parecГa perfectamente clara. A pesar de sus problemas personales, realmente era necesitada para este caso.
“Cuentas conmigo”, dijo finalmente.
Bill asintiГі con la cabeza y suspirГі de alivio y gratitud.
“Excelente”, dijo Meredith. “Viajarán a Seattle mañana por la mañana”.
Meredith tamborileГі los dedos sobre la mesa por un momento.
“Pero no esperen una bienvenida acogedora”, aГ±adiГі. “Ni la policГa ni los federales estarГЎn encantados de verlos”.
CAPГЌTULO SEIS
Riley temГa llevar a Jilly a su primer dГa en su nueva escuela, casi tanto como habГa temido algunos casos. La adolescente se veГa bastante triste, y Riley se preguntaba si incluso podrГa hacer una escena en el Гєltimo momento.
“¿Ella está lista para esto?”, se preguntó Riley a sà misma una vez más. “¿Yo estoy lista para esto?”.
AdemГЎs, el momento no era nada oportuno. Le preocupaba a Riley el hecho de que tenГa que volar a Seattle esta maГ±ana. Pero Bill necesitaba su ayuda, y eso decidГa el asunto para ella. Jilly pareciГі estar bien cuando discutieron el asunto en casa, pero Riley no sabГa realmente quГ© esperar ahora.
Afortunadamente, no tenГa que llevar a Jilly a la escuela sola. Ryan se habГa ofrecido a conducir, y Gabriela y April tambiГ©n habГan venido para ofrecer apoyo moral.
Cuando todos se bajaron del carro en el estacionamiento de la escuela, April tomГі a Jilly de la mano y caminГі con ella directamente hacia el edificio. Las dos muchachas esbeltas vestГan jeans, botas y chaquetas calientes. Riley las habГa llevado de compras ayer y habГa dejado que Jilly escogiera una chaqueta nueva, junto con una colcha, pГіsteres y algunas almohadas para personalizar su dormitorio.
Riley, Ryan y Gabriela siguieron a las niГ±as y Riley se sintiГі reconfortada al verlas. DespuГ©s de aГ±os de malhumor y rebeliГіn, April repentinamente parecГa increГblemente madura. Riley se preguntaba si tal vez esto era lo que April habГa necesitado todo este tiempo, alguien a quien cuidar.
“MГralas”, le dijo Riley a Ryan. “EstГЎn creando vГnculos emocionales”.
“Maravilloso”, dijo Ryan. “En realidad parecen hermanas. ¿Es eso lo que te atrajo a ella?”.
Era una pregunta interesante. Cuando Riley trajo a Jilly a casa, realmente se sorprendiГі a lo que se dio cuenta de lo diferentes que eran. Pero ahora estaba cada vez mГЎs consciente de las semejanzas. April era la mГЎs pГЎlida de las dos, con ojos color avellana como los de su mamГЎ, mientras que Jilly tenГa ojos marrones y una tez oliva.
Pero ahora mismo se parecГan bastante, con su pelo oscuro moviГ©ndose en sus espaldas mientras se acercaban a la escuela.
“Tal vez sГ”, dijo, respondiendo la pregunta de Ryan. “Ni siquiera pensГ© en eso. Lo Гєnico que sabГa era que estaba en serios problemas, y que tal vez podrГa ayudarla”.
“Probablemente le salvaste la vida”, dijo Ryan.
Riley sintiГі un nudo en la garganta. Esa posibilidad no se le habГa ocurrido y era un pensamiento aleccionador. Estaba eufГіrica y aterrorizada por esta nueva sensaciГіn de responsabilidad.
Toda la familia fue directo a la oficina de la orientadora acadГ©mica. CГЎlida y sonriente como siempre, Wanda Lewis saludГі a Jilly y le dio un mapa de la escuela.
“Te llevará directamente a tu salón hogar”, dijo la Srta. Lewis.
“Puedo ver que este es un buen lugar”, le dijo Gabriela a Jilly. “EstarГЎs bien aquГ”.
Ahora Jilly se veГa nerviosa, pero feliz. Los abrazГі a todos y luego siguiГі a la Srta. Lewis por el pasillo.
“Me gusta esta escuela”, le dijo Gabriela a Ryan, Riley y April en camino al carro.
“Me alegra”, dijo Riley.
Lo decГa en serio. Gabriela era mucho mГЎs que un ama de llaves. Era un verdadero miembro de la familia. Era importante que ella se sintiera bien con las decisiones familiares.
Todos se metieron en el carro, y Ryan prendiГі el motor.
“¿Adónde vamos ahora?”, Ryan preguntó alegremente.
“Tengo que ir a la escuela”, dijo April.
“Directo a casa después de eso”, dijo Riley. “Tengo que tomar un avión en Quántico”.
“Listo”, dijo Ryan, saliendo del estacionamiento.
Riley observГі el rostro de Ryan mientras conducГa. Se veГa muy feliz, feliz de ser parte de las cosas y feliz de tener un nuevo miembro de la familia. Г‰l no habГa sido asГ durante la mayor parte de su matrimonio. Realmente parecГa un hombre cambiado. Y, en momentos como este, se sentГa agradecida con Г©l.
Se dio la vuelta y mirГі a su hija, quien estaba en el asiento trasero.
“Estás manejando todo esto muy bien”, dijo Riley.
April se veГa sorprendida.
“Estoy intentando”, dijo. “Me alegra que lo hayas notado”.
Esto sorprendiГі a Riley. ВїHabГa estado ignorando a su hija por la preocupaciГіn de hacer a Jilly sentirse en casa?
April se quedГі callada por un momento y luego dijo: “MamГЎ, aГєn me alegra que la hayas traГdo a casa. Supongo que todo es mГЎs complicado de lo que pensaba, esto de tener una nueva hermana. Le han pasado cosas terribles y a veces no es fГЎcil hablar con ella”.
“No quiero dificultarte las cosas”, dijo Riley.
April sonrió débilmente. “Yo te dificulté las cosas”, dijo. “Soy lo suficientemente fuerte como para afrontar los problemas de Jilly. Y la verdad es que me está empezando a gustar esto de ayudarla. Estaremos bien. Por favor no te preocupes por nosotras”.
Tranquilizaba a Riley el saber que estaba dejando a Jilly bajo el cuidado de tres personas en las que podГa confiar: April, Gabriela y Ryan. De todas formas, le molestaba tener que irse ahora mismo. Esperaba que no fuera por mucho tiempo.
*
Riley se asomГі por la ventana del pequeГ±o jet de la UAC. El aviГіn sobrevolГі las nubes para volar al noroeste del PacГfico. El vuelo durarГa unas seis horas. En pocos minutos, Riley pudo ver el paisaje debajo de ellos.
Bill estaba sentado a su lado.
Dijo: “Volar al otro lado del paГs siempre me hace pensar en el pasado, cuando la gente tenГa que caminar o andar en caballos o carretas”.
Riley asintiГі y sonriГі. Era como si Bill hubiera leГdo sus pensamientos. A menudo sentГa eso con Г©l.
“El paГs debiГі haber parecido enorme en ese entonces”, dijo. “Les llevaba a los colonos meses cruzar el paГs”.
Un silencio cГіmodo y familiar se estableciГі entre ellos. Con los aГ±os, ella y Bill habГan tenido sus desacuerdos e incluso habГan peleado, y a veces parecГa que su relaciГіn habГa llegado a su fin. Pero ahora se sentГa aГєn mГЎs cercana a Г©l debido a esos momentos difГciles. Le confiaba su vida, y sabГa que Г©l le confiaba la suya.
En momentos como este, estaba feliz de que ella y Bill no se habГan entregado a su atracciГіn mutua. Se habГan acercado a hacerlo bastantes veces.
“Hubiera arruinado todo”, pensó Riley.
HabГan sido inteligentes en no hacerlo. Perder su amistad hubiera sido demasiado difГcil, ni siquiera se lo podГa imaginar. Г‰l era su mejor amigo en el mundo.
Después de unos momentos, Bill dijo: “Gracias por venir, Riley. Realmente necesito tu ayuda esta vez. No creo que pudiera manejar este caso con cualquier otro compañero. Ni siquiera con Lucy”.
Riley lo mirГі y se quedГі callada. No tenГa que preguntarle lo que tenГa en mente. SabГa que finalmente iba a decirle la verdad sobre lo que le habГa sucedido a su madre. Entonces entenderГa cuГЎn importante e inquietante este caso realmente era para Г©l.
Г‰l mirГі hacia adelante, perdido en sus recuerdos.
“Te he hablado de mi familia”, dijo. “Te dije que mi papá fue profesor de matemáticas de la escuela secundaria, y que mi mamá trabajó como cajera de un banco. Con tres hijos, estábamos cómodos, aunque tampoco éramos ricos. Fue una vida muy feliz para todos nosotros. Hasta que...”.
Bill pausГі por un momento.
“SucediГі cuando tenГa nueve aГ±os”, continuГі. “Justo antes de Navidad, el personal del banco en el que trabajaba mi mamГЎ organizГі su fiesta anual de Navidad, intercambiando regalos y comiendo torta y todo lo demГЎs. Cuando mamГЎ llegГі a casa esa tarde, supimos que se habГa divertido bastante y que todo estaba bien. Pero comenzГі a comportarse rara esa noche”.
Bill hizo una mueca ante la triste memoria.
“Se mareГі, estaba confundida y estaba balbuceando. Era casi como si estuviera borracha. Pero mamГЎ nunca bebГa mucho y, ademГЎs, no habГan servido alcohol en la fiesta. Nosotros no tenГamos ni la menor idea de lo que estaba sucediendo. Las cosas empeoraron rГЎpidamente. EmpezГі a sentir nГЎuseas y a vomitar. PapГЎ la llevГі rГЎpidamente a la sala de emergencias. Nosotros fuimos con ellos”.
Bill se quedГі en silencio de nuevo. Riley podГa notar que se le estaba haciendo cada vez mГЎs difГcil contar lo que habГa sucedido.
“Cuando llegamos al hospital, tenГa taquicardia y estaba hiperventilando, y su presiГіn sanguГnea estaba muy elevada. Entonces cayГі en coma. Sus riГ±ones comenzaron a fallar, y tuvo insuficiencia cardГaca congestiva”.
Los ojos de Bill estaban cerrados y su rostro estaba anudado de dolor. Riley se preguntaba si tal vez serГa mejor si no le contaba el resto de su historia. Pero sintiГі que interrumpirlo no serГa lo correcto.
Bill dijo: “A la maГ±ana siguiente, los mГ©dicos descifraron lo que estaba mal. SufrГa de un envenenamiento severo con etilenglicol”.
Riley negГі con la cabeza. La sustancia sonaba familiar, pero no podГa recordar exactamente quГ© era.
Bill le explicГі rГЎpidamente: “Alguien le habГa agregado anticongelante al ponche de la fiesta”.
Riley jadeГі.
“¡Dios mГo!”, dijo. “¿CГіmo es posible? Digo, el sabor no...”.
“Es que la mayorГa de los anticongelantes son dulces”, explicГі Bill. “Es fГЎcil de mezclar con bebidas azucaradas sin que nadie lo note. Es terriblemente fГЎcil de usar como veneno”.
Riley estaba luchando por entender lo que estaba oyendo.
“Pero si el ponche estaba contaminado, entonces las demás personas también fueron envenenadas, ¿cierto?”, dijo.
“Esa es la cosa”, dijo Bill. “Nadie mГЎs fue envenenado. No envenenaron todo el recipiente para ponche. El anticongelante solo fue aГ±adido a las bebidas de mamГЎ. Alguien especГficamente quiso matarla a ella”.
Se quedГі callado de nuevo por otro momento.
“Para ese entonces ya era demasiado tarde”, dijo. “Permaneció en coma y murió en Nochevieja. Estuvimos con ella hasta el final”.
Bill logrГі no romper en llanto. Riley supuso que ya habГa llorado bastante por eso a lo largo de los aГ±os.
“No tenГa sentido”, dijo Bill. “MamГЎ le agradaba a todo el mundo. No tenГa un enemigo en el mundo. La policГa investigГі y llegГі a la conclusiГіn que ninguno de los trabajadores del banco eran responsables. Pero varios compaГ±eros recordaron a un hombre extraГ±o en la fiesta. ParecГa amable, y todo el mundo asumiГі que Г©l era el invitado de alguien, un amigo o un pariente. Se fue antes de que se acabara la fiesta”.
Bill negГі con la cabeza amargamente.
“El caso se enfriГі. Sigue asГ. Supongo que siempre lo estarГЎ. DespuГ©s de tantos aГ±os, nunca serГЎ resuelto. Fue terrible nunca descubrir quiГ©n lo hizo, nunca llevar a la persona ante la justicia. Pero lo peor fue jamГЎs descubrir el por quГ©. ParecГa tan cruel. ВїPor quГ© mamГЎ? ВїQuГ© hizo para que alguien le hiciera algo tan horrible? O tal vez ella no hizo nada. Tal vez fue solo una especie de broma cruel. No saberlo fue una tortura. Lo sigue siendo. Y, por supuesto, esa es una de las razones por las que decidГ...”.
No terminГі su oraciГіn. No necesitaba hacerlo. Riley se habГa enterado hace mucho tiempo que el misterio no resuelto de la muerte de su madre era la razГіn por la cual Bill habГa decidido trabajar en esto.
“Lo siento mucho”, dijo Riley.
Bill se encogiГі de hombros dГ©bilmente, como si tuviera un peso enorme sobre sus hombros.
“Fue hace mucho tiempo”, dijo. “Además, tú bien sabes cómo se siente, creo que más que cualquiera”.
Las palabras de Bill conmocionaron a Riley. SabГa exactamente lo que querГa decir con eso. Y tenГa razГіn. Le habГa contado su historia hace mucho tiempo, asГ que no era necesario repetirla ahora. Г‰l ya lo sabГa. Pero eso no hacГa que el recuerdo doliera menos.
Riley tenГa seis aГ±os, y mamГЎ la habГa llevado a una tienda de dulces. Riley estaba emocionada y pidiendo todos los dulces que veГa. A veces mamГЎ la reprendГa por actuar asГ. Pero hoy mamГЎ estaba siendo amable con ella y la estaba consistiendo, comprГЎndole todos los dulces que quisiera.
Justo cuando estaban en la fila de la caja registradora, un hombre extraГ±o caminГі hacia ellas. Llevaba algo en su cara que aplanaba su nariz, labios y mejillas y lo hacГa ver cГіmico y aterrador a la vez, como un payaso de circo. Le tomГі a Riley un momento darse cuenta de que llevaba una media de nailon sobre su cabeza, las mismas que mamГЎ llevaba en sus piernas.
SostenГa un arma. La pistola parecГa enorme. Estaba apuntando a mamГЎ con ella.
“Dame tu cartera”, dijo.
Pero mamГЎ no lo hizo. Riley no entendiГі el por quГ©. SabГa que mamГЎ tenГa miedo, tal vez demasiado miedo como para hacer lo que el hombre le estaba pidiendo que hiciera, y probablemente Riley tambiГ©n deberГa estar asustada, asГ que lo estuvo.
Le dijo algunas malas palabras a mamГЎ, pero aГєn no le entregГі su cartera. Todo su cuerpo estaba temblando.
Entonces vino una explosiГіn y un flash, y mamГЎ cayГі al suelo. El hombre dijo mГЎs malas palabras y huyГі. El pecho de mamГЎ estaba sangrando, y ella abriГі la boca y se retorciГі por un momento antes de quedarse completamente inmГіvil.
La pequeГ±a Riley comenzГі a gritar. SiguiГі gritando por mucho tiempo.
El toque suave de la mano de Bill trajo a Riley de nuevo al presente.
“Lo siento”, dijo Bill. “No quise hacerte recordar todo eso de nuevo”.
Obviamente habГa visto la lГЎgrima en su mejilla. Ella apretГі su mano. Estaba agradecida por su comprensiГіn y preocupaciГіn. Pero la verdad era que Riley nunca le habГa contado a Bill sobre una memoria que la atormentaba aГєn mГЎs.
Su padre habГa sido coronel de la infanterГa, un hombre severo, cruel, insensible e implacable. Durante todos los aГ±os que siguieron, habГa culpado a Riley por la muerte de su madre. No le importaba que solo habГa tenido seis aГ±os de edad.
“Es como si le hubieses disparado tГє misma. No la ayudaste en nada”, le habГa dicho.
HabГa muerto el aГ±o pasado sin haberla perdonado.
Riley se limpiГі la mejilla y mirГі el paisaje por la ventana.
EntrГі en cuenta de nuevo de todo lo que ella y Bill tenГan en comГєn, y cuГЎn atormentados estaban por tragedias e injusticias pasadas. Durante todos los aГ±os que habГan sido compaГ±eros, ambos habГan sido motivados por demonios similares, atormentados por fantasmas similares.
Riley ahora sabГa que tomar este caso junto a Bill habГa sido lo correcto, a pesar de sus preocupaciones con Jilly y su vida familiar. Cada vez que trabajaban juntos, su vГnculo se afianzaba mГЎs. Esta vez no serГa la excepciГіn.
ResolverГan estos asesinatos, Riley estaba segura de ello. Pero ВїquГ© ganarГan o perderГan en el proceso?
“Tal vez ambos sanaremos un poco”, pensó Riley. “O quizás nuestras heridas se abran y duelan más”.
Se dijo a sГ misma que no importaba. Siempre trabajaban juntos para cerrar casos, sin importar lo duro que fuera.
Ahora podrГan estar enfrentГЎndose a un crimen particularmente siniestro.
CAPГЌTULO SIETE
Cuando el aviГіn de la UAC aterrizГі en el Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma, estaba lloviendo bastante. Riley mirГі su reloj. Eran las dos de la tarde en su casa ahora, pero aquГ eran las once de la maГ±ana. Les darГa tiempo para avanzar un poco en el caso hoy.
Cuando ella y Bill se acercaron a la salida, el piloto saliГі de su cabina y les entregГі un paraguas a cada uno de ellos.
“Los necesitarГЎn”, dijo con una sonrisa. “El invierno es el peor momento para estar en este rincГіn del paГs”.
Cuando llegaron a la parte superior de las escaleras, Riley vio que tenГa razГіn. Le alegraba el hecho de que tuvieran paraguas, pero deseaba haberse colocado ropa mГЎs caliente. Era frГo y lluvioso.
Un VUD se detuvo en el borde de la pista. Dos hombres con impermeables se apresuraron hacia el aviГіn. Se presentaron como los agentes Havens y Trafford de la oficina de campo del FBI en Seattle.
“Los llevaremos a la oficina del mГ©dico forense”, dijo el agente Havens. “El lГder del equipo de esta investigaciГіn estГЎ esperГЎndolos allГ”.
Bill y Riley se metieron en el carro, y el agente Trafford comenzГі a conducir a travГ©s de la lluvia. Riley apenas pudo ver los hoteles que estaban cerca del aeropuerto, y mГЎs nada. SabГa que habГa una ciudad vital por ahГ, pero era prГЎcticamente invisible.
Se preguntГі si siquiera iba a conocer Seattle mientras estuviera aquГ.
*
El minuto en el que Riley y Bill se sentaron en la sala de conferencias del edificio del mГ©dico forense de Seattle, sintiГі que se avecinaban problemas. IntercambiГі miradas con Bill, y ella notГі que Г©l tambiГ©n sentГa la tensiГіn.
El lГder de equipo Maynard Sanderson era un hombre grande con una mandГbula sobresaliente y una presencia como la de un oficial del ejГ©rcito y un predicador evangГ©lico al mismo tiempo.
Sanderson estaba estudiando a un hombre corpulento cuyo bigote de morsa grueso lo hacГa parecer como si siempre estuviera frunciendo el ceГ±o. Se habГa introducido como Perry McCade, el jefe de policГa de Seattle.
El lenguaje corporal de los dos hombres y los lugares que habГan tomado en la mesa decГan mucho. Por cualquier razГіn, lo Гєltimo que querГan era estar en la misma sala juntos. Y tambiГ©n se sentГa segura de que ambos hombres especialmente odiaban tener a Riley y a Bill aquГ.
RecordГі lo que Brent Meredith les habГa dicho antes de salir de QuГЎntico.
“Pero no esperen una bienvenida acogedora. Ni la policГa ni los federales estarГЎn encantados de verlos”.
Riley se preguntaba en quГ© clase de campo minado habГan entrado.
HabГa tremenda lucha de poder, y ni hacГa falta que nadie dijera ni una sola palabra. Y, en pocos minutos, sabГa que se volverГa verbal.
Por el contrario, el mГ©dico forense Prisha Shankar se veГa cГіmoda y despreocupada. La mujer de piel oscura y pelo negro era mГЎs o menos de la edad de Riley y parecГa ser estoica e imperturbable.
“Ella está en su territorio, después de todo”, concluyó Riley.
El agente Sanderson se tomГі la libertad de comenzar la reuniГіn.
“Agentes Paige y Jeffreys, me alegra que hayan podido venir de Quántico”, les dijo a Riley y a Bill.
Su voz helada le dijo a Riley que lo opuesto era la verdad.
“Encantados de poder servirles”, dijo Bill, sonando un poco inseguro.
Riley solo sonriГі y asintiГі con la cabeza.
“Caballeros, estamos todos aquГ para investigar dos asesinatos”, dijo Sanderson, ignorando la presencia de las dos mujeres. “Un asesino en serie podrГa estar haciendo de las suyas aquГ en Seattle. Tenemos que detenerlo antes de que mate otra vez”.
El jefe de la policГa McCade gruГ±Гі audiblemente.
“¿Tienes algún comentario, McCade?”, preguntó Sanderson bruscamente.
“No es un asesino en serie”, dijo McCade. “Y no es un caso del FBI. Mis policГas tienen esto bajo control”.
Riley estaba empezando a entender las cosas. RecordГі que Meredith les habГa dicho que las autoridades locales estaban luchando con este caso. Y ahora podГa ver el por quГ©. No estaban en sintonГa, y tampoco lograban ponerse de acuerdo.
McCade estaba enojado por el hecho de que el FBI estaba trabajando en un caso de asesinato local. Y a Sanderson le molestaba que el FBI habГa enviado a Bill y a Riley de QuГЎntico para enderezarlos a todos.
“La tormenta perfecta”, pensó Riley.
Sanderson se volvió hacia el médico forense y dijo: “Dra. Shankar, quizás quieras resumir lo que actualmente sabemos”.
Aparentemente al margen de las tensiones subyacentes, la Dra. Shankar hizo clic en un control remoto para que apareciera una imagen en la pantalla de la pared. Era una foto de la licencia de conducir de una mujer con pelo liso color marrГіn.
Shankar dijo: “Hace mes y medio, una mujer llamada Margaret Jewell falleciГі en su casa de lo que pareciГі ser un ataque al corazГіn. HabГa estado quejГЎndose el dГa anterior de dolores en las articulaciones, pero, segГєn su esposa, eso no era inusual. Ella sufrГa de fibromialgia”.
Shankar hizo clic en el control remoto de nuevo. ApareciГі otra foto de un hombre de mediana edad con un rostro bondadoso, pero melancГіlico.
Ella dijo: “Hace un par de dГas, Cody Woods fue al Hospital South Hill, quejГЎndose de dolores en el pecho. TambiГ©n se quejГі de dolores en las articulaciones, pero eso tampoco era sorprendente. HabГa tenido artritis, y se habГa sometido a una cirugГa de reemplazo de rodilla una semana antes. Luego de horas en el hospital, Г©l tambiГ©n muriГі de lo que pareciГі ser un ataque al corazГіn”.
“Muertes totalmente desconectadas”, murmuró McCade.
“¿Asà que ahora estás diciendo que ninguna de esas muertes fue asesinato?”, dijo Sanderson.
“La de Margaret Jewell, probablemente”, dijo McCade. “Cody Woods, ciertamente no. Estamos dejando que su muerte sea una distracciГіn. Estamos enredando las cosas. Si nos dejaran las cosas a nosotros, lo solucionarГamos en un santiamГ©n”.
“Llevan mes y medio en el caso de Jewell”, dijo Sanderson.
La Dra. Shankar sonriГі algo misteriosamente cuando McCade y Sanderson siguieron discutiendo. Luego hizo clic en el control remoto de nuevo. Dos fotos mГЎs aparecieron en la pantalla.
Toda la sala quedГі en silencio, y Riley sintiГі una sacudida de sorpresa.
Los hombres en ambas parecГan ser del Oriente Medio. Riley no reconociГі a uno de ellos, pero al otro sГ.
Era Saddam Hussein.
CAPГЌTULO OCHO
Riley se quedГі mirando la imagen en la pantalla. ВїPara quГ© estaba mostrando una foto de Saddam Hussein? El lГder destituido de Irak habГa sido ejecutado en 2006 por crГmenes contra la humanidad. ВїCuГЎl era su relaciГіn con un posible asesino en serie en Seattle?
La Dra. Shankar hablГі de nuevo luego de un rato.
“Estoy segura de que todos reconocemos al hombre de la izquierda. El hombre de la derecha era Majidi Jehad, un disidente chiГ que estaba en contra del rГ©gimen de Saddam. En mayo de 1980, Jehad obtuvo un permiso para viajar a Londres. Cuando llegГі a una estaciГіn de policГa en Bagdad para recoger su pasaporte, alguien le ofreciГі un vaso de jugo de naranja. SaliГі de Irak, aparentemente sano y salvo. Г‰l muriГі pronto despuГ©s de llegar a Londres”.
La Dra. Shankar colocГі muchas fotos mГЎs.
“Estos hombres tuvieron destinos similares. Saddam acabó con cientos de disidentes de la misma forma. Cuando algunos de ellos fueron excarcelados, fueron ofrecidos bebidas para celebrar su libertad. Ninguno de ellos vivió por mucho tiempo”.
El jefe McCade asintiГі con comprensiГіn.
“Envenenamiento con talio”, dijo.
“AsГ es”, dijo la Dra. Shankar. “El talio es un elemento quГmico que puede transformarse en un polvo soluble incoloro, inodoro e insГpido. Era el veneno favorito de Saddam. Pero Г©l no fue quien inventГі la idea de asesinar a sus enemigos con Г©l. A veces es llamado el вЂ?veneno del envenenador’ porque actГєa lentamente y produce sГntomas que pueden resultar en una causa de muerte errГіnea luego de una autopsia”.
TocГі un botГіn del control remoto y aparecieron otros rostros mГЎs, incluyendo el del dictador cubano Fidel Castro.
“En 1960, el servicio secreto francГ©s utilizГі el talio para matar al lГder rebelde de CamerГєn FГ©lix-Roland Moumié”, dijo. “Y se cree que la CIA intentГі usar talio en uno de sus muchos atentados fallidos contra su vida. El plan era poner polvo de talio en el calzado de Castro. Si la CIA hubiera tenido Г©xito, la muerte de Castro hubiera sido humillante, lenta y dolorosa. Hubiera perdido su barba icГіnica antes de morir”.
Hizo clic de nuevo, y los rostros de Margaret Jewell y Cody Woods aparecieron otra vez.
“Les estoy diciendo todo esto para que entiendan que estamos tratando con un asesino muy sofisticado”, dijo la Dra. Shankar. “Encontré rastros de talio en los cuerpos de Margaret Jewell y Cody Woods. Para mà no cabe duda que ambos fueron envenenados por el mismo asesino”.
La Dra. Shankar mirГі a todos en la sala.
“¿Algún comentario hasta ahora?”, preguntó.
“SГ”, dijo el jefe McCade. “TodavГa no creo que las muertes estГ©n conectadas”.
A Riley le sorprendiГі el comentario, pero la Dra. Shankar no se veГa nada sorprendida.
¿Por qué no, jefe McCade?”, preguntó.
“Cody Woods fue un plomero”, dijo McCade. “¿No pudo haberse expuesto al talio en el ejercicio de su profesión?”.
“Es posible”, dijo la Dra. Shankar. “Los plomeros tienen que tener cuidado y evitar sustancias peligrosas, incluyendo asbesto y metales pesados como el arsénico y el talio. Pero no creo que esto fue lo que sucedió en el caso de Cody Woods”.
Riley estaba cada vez mГЎs intrigada.
“¿Por qué no?”, preguntó.
La Dra. Shankar hizo clic en el control remoto, y aparecieron los informes de toxicologГa.
“Estas muertes parecen ser envenenamientos por talio, pero con una diferencia”, dijo. “Las vГctimas no mostraron ciertos sГntomas clГЎsicos: pГ©rdida de cabello, fiebre, vГіmitos, dolor abdominal. Como dije antes, tuvieron dolor en las articulaciones, pero mГЎs nada. Las muertes fueron rГЎpidas, y parecieron simples ataques al corazГіn. No fueron lentas en absoluto. Si mis empleados no hubieran estado pendientes, quizГЎs ni se hubiesen dado cuenta de que eran casos de envenenamiento por talio”.
Bill se veГa igual de fascinado que Riley.
“¿Entonces con qué estamos lidiando, una mezcla de talio?”, preguntó.
“Algo asГ”, dijo la Dra. Shankar. “Mi personal aГєn estГЎ tratando de descifrar la composiciГіn quГmica del cГіctel. Pero uno de los ingredientes es definitivamente ferrocianuro potГЎsico, una sustancia quГmica conocida como el colorante azul de Prusia. Es extraГ±o, porque el azul de Prusia es el Гєnico antГdoto conocido para el envenenamiento por talio”.
El gran bigote del jefe McCade empezГі a retorcerse.
“Eso no tiene sentido”, gruГ±Гі. “¿Por quГ© un envenenador administrarГa un antГdoto junto con el veneno?”.
Riley intentГі adivinar el por quГ©.
“¿PodrГa haber sido para disimular los sГntomas del envenenamiento por talio?”.
La Dra. Shankar asintiГі con la cabeza.
“Esa es mi teorГa. Los otros quГmicos que encontramos habrГan interactuado con el talio de un modo complejo que aГєn no entendemos, pero probablemente ayudaron a controlar la naturaleza de los sГntomas. La persona que ideГі la mezcla sabГa lo que estaba haciendo. Tiene amplios conocimientos de farmacologГa y quГmica”.
El jefe McCade estaba pasando sus dedos sobre la mesa.
“No me convence”, dijo. “Los resultados de la segunda vГctima de seguro fueron sesgados por los resultados de la primera. Encontraste lo que estabas buscando”.
Por primera vez, la Dra. Shankar se vio un poco sorprendida. Riley tambiГ©n estaba sorprendida por la audacia del jefe de policГa en cuestionar los conocimientos de Shankar.
“¿Qué te hace decir eso?”, preguntó la Dra. Shankar.
“Ya tenemos un sospechoso seguro para el asesinato de Margaret Jewell”, dijo. “Ella estaba casada con otra mujer llamada BГЎrbara Bradley, quien se hace llamar Barb. Los amigos y vecinos de la pareja dicen que estaban teniendo problemas y que tenГan peleas fuertes que despertaban a los vecinos. Bradley hasta tiene antecedentes por agresiГіn criminal. La gente dice que tiene mal carГЎcter. Ella lo hizo. Estamos casi seguros de ello”.
“¿Por quГ© no la han traГdo a la comisarГa?”, exigiГі el agente Sanderson.
Los ojos del jefe McCade se abrieron defensivamente.
“La interrogamos en su casa”, dijo. “Pero es astuta, y todavГa no hemos conseguido suficiente evidencia para arrestarla. Estamos construyendo un caso. Eso toma tiempo”.
El agente Sanderson hizo una mueca y gruГ±Гі.
“Bueno, mientras ustedes han estado ocupados construyendo su caso, parece que su sospechoso вЂ?seguro’ ha matado a alguien mГЎs”, dijo. “Tienen que acelerar el ritmo. PodrГa estar preparГЎndose para hacerlo de nuevo”.
El jefe McCade estaba rojo de la rabia.
“EstГЎs equivocado”, dijo. “Te estoy diciendo que el asesinato de Margaret Jewell fue un incidente aislado. Barb Bradley no tenГa ningГєn motivo para matar a Cody Woods, o a cualquier otra persona, hasta donde sabemos”.
“Hasta donde saben”, agregó Sanderson en un tono burlón.
Riley podГa sentir las tensiones subyacentes emergiendo a la superficie. Esperaba que la reuniГіn terminara sin una pelea.
Mientras tanto, su cerebro estaba trabajando a toda marcha, tratando de darle sentido a lo poco que sabГa hasta ahora.
“¿Jewell y Bradley estaban en buena posición económica?”, le preguntó al jefe McCade.
“Para nada”, dijo. “Clase media baja. De hecho, nos parece que la tensiГіn financiera podrГa haber sido parte del motivo”.
“¿Qué hace Barb Bradley para ganarse la vida?”.
“Ella hace entregas para un servicio de lencerГa”, dijo McCade.
Una teorГa se estaba formado rГЎpidamente en su mente. PensГі que era probable que un asesino que utilizaba veneno para matar fuera mujer. Y, como una que hacГa entregas, probablemente podrГa haber tenido acceso a diversas instalaciones de salud. Definitivamente se trataba de alguien con quien querГa hablar.
“Quiero la dirección de Barb Bradley”, dijo. “El agente Jeffreys y yo debemos ir a entrevistarla”.
El jefe McCade la mirГі como si estuviera loca de remate.
“Te acabo de decir que ya hicimos eso”, dijo.
“Por lo visto, no lo suficientemente bien”, pensó Riley.
Pero sofocГі las ganas de decirlo en voz alta.
“Estoy de acuerdo con la agente Paige”, agregó Bill. “Debemos ir a hablar con Barb Bradley”.
El jefe McCade obviamente se sentГa insultado.
“No lo permitiré”, dijo.
Riley sabГa que el lГder del equipo del FBI, el agente Sanderson, podrГa desautorizar a McCade si quisiera hacerlo. Pero cuando mirГі a Sanderson como para pedirle apoyo, estaba mirГЎndola con furia.
Se sintiГі desalentada. EntendiГі la situaciГіn inmediatamente. Aunque Sanderson y McCade se odiaban mutuamente, eran aliados en su resentimiento de Riley y Bill. Para ellos, los agentes de QuГЎntico no debГan siquiera estar aquГ en su territorio. Sus egos eran mГЎs importantes que el caso en sГ.
“¿Cómo haremos para poder trabajar y avanzar en el caso?”, se preguntó.
Por el contrario, la Dra. Shankar se veГa igual de calmada.
“Me gustarГa saber por quГ© es tan mala idea que Jeffreys y Paige entrevisten a Barb Bradley”.
A Riley le sorprendiГі la audacia de la Dra. Shankar. DespuГ©s de todo, estaba sobrepasando sus lГmites descaradamente.
“¡Porque estoy llevando a cabo mi propia investigaciГіn!”, gritГі McCade. “¡PodrГan arruinarla por completo!”.
La Dra. Shankar sonriГі inescrutablemente de nuevo.
“Jefe McCade, ¿realmente estás cuestionando la competencia de dos agentes de Quántico?”.
Luego, volviГ©ndose al lГder del equipo del FBI, aГ±adiГі: “Agente Sanderson, ВїquГ© quisieras decir al respecto?”.
McCade y Sanderson miraron a la Dra. Shankar boquiabiertos.
Riley se percatГі de que la Dra. Shankar estaba sonriГ©ndole a ella. No pudo evitar devolverle una sonrisa de admiraciГіn. AquГ en su propio edificio, Shankar sabГa cГіmo proyectar una presencia autoritaria. No importaba que los demГЎs pensaban que estaban a cargo. Era una mujer ardua.
El jefe McCade negГі con la cabeza en resignaciГіn.
“Está bien”, dijo. “Aquà tienen la dirección”.
“Pero quiero que algunos de mis agentes vayan con ustedes”, añadió el agente Sanderson rápidamente.
“Me parece justo”, dijo Riley.
McCade escribiГі la direcciГіn y se la entregГі a Bill.
Sanderson dio por finalizada la reuniГіn.
“Dios, jamás he conocido a personas tan idiotas como esos dos”. Bill le dijo a Riley mientras caminaban hacia su carro. “¿Cómo diablos avanzaremos en el caso?”.
Riley no respondiГі. La verdad era que no tenГa ni idea. SintiГі que este caso serГa muy difГcil, y que la polГtica del poder local complicarГa las cosas aГєn mГЎs. Ella y Bill tenГan que trabajar rГЎpidamente antes de que otra persona terminara muerta.
CAPГЌTULO NUEVE
Hoy su nombre era Judy Brubaker.
Disfrutaba ser Judy Brubaker.
A la gente le agradaba Judy Brubaker.
Estaba moviГ©ndose rГЎpidamente por la cama vacГa, enderezando y acomodando las sГЎbanas. Mientras lo hacГa, le sonreГa a la mujer que estaba sentada en el sillГіn cГіmodo.
Judy no habГa decidido si matarla o no.
“El tiempo se acaba”, pensó Judy. “Tengo que decidirme”.
El nombre de la mujer era Amanda Somers. Judy le parecГa que era una criatura tГmida, extraГ±a y ratonil. HabГa estado bajo el cuidado de Judy desde ayer.
Judy comenzГі a cantar.
“Lejos de casa,
Tan lejos de casa,
Este pequeño bebé está lejos de casa”.
Amanda comenzГі a cantar con ella con su voz suave y aflautada.
“Te consumes más y más
DГa tras dГa
Demasiado triste para reГr, demasiado triste para jugar”.
Judy estaba un poco sorprendida. Amanda Somers no habГa mostrado ningГєn interГ©s real en la canciГіn hasta ahora.
“¿Te gusta esa canción?”, preguntó Judy Brubaker.
“Supongo”, dijo Amanda. “Es triste, y creo que va con mi humor”.
“¿Por quГ© estГЎs triste? Ya acabamos con tu tratamiento y te vas a casa. La mayorГa de los pacientes se sienten felices de que volverГЎn a casa”.
Amanda suspirГі y no dijo nada. UniГі sus manos como si fuera a orar. Manteniendo los dedos juntos, alejГі sus palmas. RepitiГі el movimiento un par de veces. Era un ejercicio que Judy le habГa enseГ±ado para ayudar al proceso de cicatrizaciГіn despuГ©s de la cirugГa de tГєnel carpiano de Amanda.
“¿Estoy haciendo esto bien?”, le preguntó Amanda.
“Casi”, dijo Judy, agachándose junto a ella y tocando sus manos para corregir sus movimientos. “Necesitas mantener los dedos alargados para que arqueen hacia fuera. Recuerda que las manos deben parecer una araña haciendo flexiones en un espejo”.
Amanda lo estaba haciendo bien ahora. Ella sonriГі, viГ©ndose orgullosa de sГ misma.
“Realmente siento que está ayudando”, dijo. “Gracias”.
Judy observГі a Amanda mientras siguiГі haciendo el ejercicio. Judy realmente odiaba la cicatriz pequeГ±a y fea que se extendГa a lo largo de la parte inferior de la mano derecha de Amanda.
“CirugГa innecesaria”, pensГі Judy.
Los mГ©dicos se habГan aprovechado de la confianza y credulidad de Amanda. Estaba segura de que unos tratamientos menos drГЎsticos hubiesen funcionado igual de bien, o incluso hasta mejor. Tal vez una fГ©rula, o unas inyecciones de corticosteroides. Judy habГa visto a muchos mГ©dicos insistir en cirugГas, sin importar si eran necesarias o no. Eso siempre la hacГa enojar.
Pero hoy Judy no estaba enojada solo con los mГ©dicos. Se sentГa impaciente con Amanda tambiГ©n. Ella no estaba segura del por quГ©.
“Esta serГЎ difГcil”, pensГі Judy antes de sentarse en el borde de la cama.
Durante todo su tiempo juntas, Judy era la Гєnica que habГa hablado.
Judy Brubaker tenГa un montГіn de cosas interesantes de las que hablar, por supuesto. Judy no era nada parecida a la Hallie Stillians ahora desaparecida, quien habГa tenido la personalidad de una tГa cariГ±osa.
Judy Brubaker era a la vez mГЎs extravagante y mГЎs sencilla, y normalmente llevaba un traje para correr en lugar de ropa mГЎs convencional. Le encantaba contar historias sobre sus aventuras: parapente, paracaidismo, buceo, alpinismo, entre otros. HabГa hecho autoestop por toda Europa y gran parte de Asia.
Por supuesto, ninguna de esas aventuras realmente sucedieron. Pero eran historias maravillosas.
A la mayorГa de las personas les agradaba Judy Brubaker. Las personas que podrГan encontrar a Hallie un poco empalagosa disfrutaban de la personalidad mГЎs directa de Judy.
“Tal vez a Amanda no le cae muy bien Judy”, ella pensó.
Por alguna razГіn, Amanda casi no le habГa dicho nada sobre sГ misma. Ella era cuarentona, pero nunca le habГa hablado de su pasado. Judy aГєn no sabГa quГ© hacГa Amanda para ganarse la vida, o si siquiera hacГa algo en absoluto. No sabГa si Amanda habГa estado casada, aunque la ausencia de un anillo de boda indicaba que no estaba casada ahora.
Judy estaba consternada por cГіmo iban las cosas. Y se le estaba acabando el tiempo. Amanda podrГa levantarse e irse en cualquier momento. Y aquГ estaba Judy, aГєn intentando decidir si la envenenarГa o no.
Parte de su indecisiГіn era simple prudencia. Las cosas habГan cambiado mucho durante los Гєltimos dГas. Sus dos Гєltimos asesinatos estaban en las noticias. ParecГa que algГєn mГ©dico forense inteligente habГa detectado talio en los cadГЎveres. Era bastante preocupante.
Ella tenГa una bolsita de tГ© preparada con una receta modificada que utilizaba un poco mГЎs de arsГ©nico y un poco menos de talio. Pero le preocupaba el poder ser detectada. No tenГa ni la menor idea si las muertes de Margaret Jewell y Cody Woods habГan sido remontadas a sus estancias en centros de rehabilitaciГіn o a sus cuidadores. Este mГ©todo de asesinar se estaba volviendo mГЎs arriesgado.
Pero el problema real era que todo el asunto simplemente no le parecГa correcto.
Ella no sentГa ninguna conexiГіn con Amanda Somers.
SentГa que ni siquiera la conocГa.
Brindar por la salida de Amanda con una taza de tГ© se sentirГa forzado, incluso vulgar.
De todos modos, la mujer todavГa estaba aquГ, ejercitando sus manos, mostrando ninguna inclinaciГіn de querer irse a casa aГєn.
“¿No quieres irte a casa?”, preguntó Judy.
La mujer suspirГі.
“Bueno, sabes que tengo otros problemas fГsicos. Mi espalda, por ejemplo. EstГЎ empeorando a medida que envejezco. Mi doctor dice que necesito una operaciГіn. Pero no sГ©. Sigo pensando que tal vez terapia es todo lo que necesito para mejorar. Y eres tan buen terapeuta”.
“Gracias”, dijo Judy. “Pero yo no trabajo aquГ a tiempo completo. Yo soy freelance, y hoy es mi Гєltimo dГa aquГ. Si te quedas aquГ mГЎs tiempo, no estarГЎs bajo mi cuidado”.
A Judy le sorprendiГі la expresiГіn nostГЎlgica de Amanda ya que rara vez habГa hecho contacto visual con ella como ahora.
“No sabes cómo se siente”, dijo Amanda.
“¿Cómo se siente qué?”, preguntó Judy.
Amanda se encogiГі de hombros un poco, todavГa mirando a Judy a los ojos.
“Estar rodeada de personas en las que no puedes confiar por completo. Las personas parecen preocuparse por ti, y tal vez en realidad lo hagan, pero, por otra parte, tal vez no. Tal vez solo quieren algo de ti. Te usan. Toman cosas de ti. Muchas de las personas en mi vida son asГ. No tengo familia, y no sГ© quiГ©nes son mis amigos. No sГ© en quiГ©n puedo confiar y en quiГ©n no”.
Con una pequeña sonrisa, Amanda añadió: “¿Entiendes lo que te estoy diciendo?”.
Judy no estaba segura. Amanda aГєn hablaba en acertijos.
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